Opinión | Tribuna

Enderezar el rumbo

Málaga se reúne, una vez más, en torno a la figura de Blas Infante, para celebrar el Día de Andalucía. Un buen momento para reflexionar sobre la situación en la que estamos y sobre los retos de futuro que nos empujan y nos urgen a trabajar unidos.

Desde el año 1975 hasta nuestros días, Andalucía ha descendido en el ranking autonómico del Producto Interior Bruto (PIB) por habitante. En el inicio de ese periodo, nuestra tierra partía de un humilde tercer puesto por la cola, y tras más de cuarenta años descendimos hasta el penúltimo lugar sólo por delante de Extremadura. Se trata de un dato que contrasta con el peso que Andalucía tiene en el histórico de la economía española. En el año 2019 Andalucía representaba el 13,62% del PIB nacional, tras las comunidades de Madrid y Cataluña.

Estos datos aportados por el informe que realizó la Cámara de Comercio de España y el Consejo General de Economistas ponen, así mismo, de manifiesto, las desigualdades que siguen existiendo respecto a la financiación entre comunidades autónomas. Andalucía junto con Castilla-La Mancha siguen siendo las regiones más infrafinanciadas. En concreto, Andalucía recibió entre 2009 y 2018 una financiación per cápita inferior a la media, y sólo por encima de Canarias, Valencia y Murcia.

A estos indicadores se suman otros dos que frenan sobremanera el crecimiento de Andalucía: el desempleo y el abandono escolar. La tasa de paro en nuestra comunidad autónoma supera el 20%, en un país con la tasa de paro más elevada de toda la Unión Europea. La tasa en España es del 13,4% mientras que la tasa en la zona euro es del 7,2%. Junto a ello, nuestra gran asignatura pendiente sigue estando en el abandono escolar. Aunque llevamos desde 2011 en un descenso constante, en la actualidad se cifra en el 13,3% en España mientras que en Europa ronda el 9%.

En este punto, es necesaria aunque sea ya conocida mi lamento por el fallido desarrollo del proceso de descentralización llevado a cabo en nuestro país durante el periodo democrático. Los Ayuntamientos españoles seguimos siendo los más débiles de Europa y tan sólo gestionan en torno a un 13% del total del gasto público de las administraciones. A todo ello se unen las consabidas competencias impropias que hacen aún más injusta una situación que se hace insostenible.

Sin embargo, el escenario actual, con el cambio de rumbo de la política andaluza gestionada desde la capital autonómica, y a pesar del duro golpe sufrido por la pandemia de la COVID-19 en todos los niveles socioeconómicos, debe permitirnos una reflexión de esperanza. A pesar de todo, y si hacemos el ejercicio de despegarnos del muro para ver con la perspectiva necesaria, el nuevo siglo que estamos transitando es el siglo de las ciudades.

El trabajo iniciado conjuntamente entre el gobierno regional y la red de ciudades andaluzas es capital para sentar las bases sólidas de un despegue que debe llevarnos a mejorar sustancialmente los niveles de crecimiento y ser competitivos con otra regiones de España y de Europa. Desde luego, en ese objetivo, la ciudad de Málaga está comprometida con el desarrollo de Andalucía y de España. En estos últimos años hemos detectado ese cambio de sensibilidad en el gobierno andaluz y por eso vemos con esperanza que podemos por primera vez crecer unidos multiplicando la efectividad con el esfuerzo de todos. Nunca antes hemos encontrado tanta transparencia y colaboración como en el gobierno andaluz actual.

A pesar de las dificultades de todo tipo, la ciudad viene desde hace años empujando la economía regional y liderando la búsqueda de nuevos nichos de oportunidad para atraer inversiones y generar empleo en nuestra tierra. La planificación estratégica orientada a ser fuertes en cultura, turismo, tecnología e innovación, empieza a dar sus frutos. En este momento, si mantenemos el rumbo y perservarmos unidos debemos tener esperanza en el éxito del camino elegido. Por otro lado, los grandes proyectos transformadores de la ciudad se planifican con perspectiva metropolitana, ambición provincial, equidistancia regional y percepción nacional.

El eje litoral, la vía perimetral, el desarrollo de nuevas centralidades en la ciudad, los avances en el Guadalmedina, la planificación de la movilidad sostenible de la zona norte, la candidatura de la Expo2027, la Copa América o el Mundial 2030, son oportunidades que nos permiten sostener la vocación de capital económica de Andalucía, sumándonos al esfuerzo del resto de las capitales de la región. Para ello, Málaga tiene puesta su confianza en la obtención de financiación solicitada a través de los fondos europeos Next Generation. Se trata de iniciativas en materia de energías renovables, tecnologías limpias, renovación energética de edificios públicos, transporte sostenible (recarga y repostaje), conectividad, modernización de servicios públicos y reciclaje y perfeccionamiento profesional. Los proyectos municipales remitidos al Gobierno central a través de la Junta de Andalucía suman 1.931 millones de euros.

La colaboración conjunta y real que hoy existe en Andalucía redundará en beneficio de todos, y marca un camino que será ejemplo para otros territorios.

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