Opinión | En corto

El 8 de marzo y Putin

La única manera de entender a Putin es verlo no como el gran hombre intimidante que pretende ser, sino como el pequeño hombre intimidado que en el fondo es, un simple experto en bulling con el botón nuclear al alcance de la mano. Igual que Trump, Putin odia y teme lo que Europa representa, o sea, los derechos humanos y sobre todo los crecientes derechos de la mujer. Tal vez alguna vez haya tenido una horrible pesadilla en la que se ve en un desfile del Día del Orgullo con el torso desnudo, pero le aterra aún más la total subversión que para él representa el poder femenino, la salida del macho de su zona de confort desde milenios, la única revolución verdadera de este tiempo. Y eso es para él Europa, una sociedad degenerada en la que el ejercicio de la virilidad está más condenado cada día. Su práctica de bulling no es más que un modo de afirmarse, derrotando al propio miedo genital.

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