Opinión | Tribuna

Eduardo Serrano y José María Romero*

Bosque Urbano de Málaga: actualidad permanente de un proyecto de vida

Recreación del proyecto de Bosque Urbano en los Terrenos de Repsol.

Recreación del proyecto de Bosque Urbano en los Terrenos de Repsol. / L. O.

Jugábamos el partido en campo

contrario, en un campo embarrado, sin botas, descalzos…, todo estaba en

nuestra contra…, ¡pero ganamos!

Teresa Vicente (redactora de la ILP del Mar Menor de Murcia)

La propuesta del Bosque Urbano de Málaga -BUM-, en los antiguos solares de Repsol ha crecido en valor y reconocimiento en Málaga, y más allá de nuestra localidad. En la historia de los últimos años, es el proyecto de ciudad más creativo –innovador-, ejemplar y adecuado para adaptarse a la necesaria transición ecosocial y energética justa. Además, es una propuesta pionera de ecologización auténtica: el tipo de proyecto reclamado por la Unión Europea para ser implementado gracias a los fondos Next Regeneration. En tiempos de emergencia por la crisis múltiple, la mejora del entorno es un proyecto de vida.

El proceso seguido por la plataforma BUM desde 2016 y su actualidad están hermanados con los de la Plataforma para la Iniciativa Legislativa Popular –ILP-, para el otorgamiento de derechos y personalidad jurídica al conjunto del ecosistema de la cuenca del Mar Menor. Esta iniciativa se defiende, a partir del próximo 15 de marzo, en la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de Diputados, en principio con el apoyo casi unánime de los partidos del hemiciclo (todos menos uno). El proceso desarrollado ha sido extremadamente rápido: apenas dos años. Dicen sus promotoras que la propuesta para el Mar Menor nace desde abajo, desde el pueblo. En un primer momento, tanto el PP como el PSOE se abstuvieron en dar su apoyo a la ILP. Ahora, todo el mundo ve la iniciativa con buenos ojos. Eso sí, después de haber obtenido más de 600.000 firmas populares, 100.000 más de las exigidas para su aceptación por el Congreso; de ser el primer caso europeo de un reconocimiento de derechos a un ecosistema; y de constituirse en un referente de primer orden mundial para la ONU. La importancia de la iniciativa, aparte de lo dicho y del proceso de abajo-arriba –y de ser reconocido por las administraciones públicas-, está en el hecho de que se le concede a un ecosistema reconocimiento, capacidad de existir, de regenerarse y de evolucionar, y por ello, de igual manera, a las relaciones de sus agentes entre sí y con su medio, todo como un conjunto con vida propia.

La iniciativa de la plataforma ciudadana BUM no desmerece, en la escala urbana, de la iniciativa murciana. En este caso sería un singular encuentro entre ciudad y naturaleza, único modo de hacer posible la transición hacia una verdadera sostenibilidad urbana (y un futuro socioecosistema digno de reconocimiento similar). Los dos casos, además, están arropados por numerosas entidades ciudadanas, y manifiestan la fuerza de los débiles -descrita por Amador Fernández-Savater-, que al final se impone ante la de los fuertes. La fuerza de los débiles es la fuerza de la gente que defiende su modo de vida -de toda la vida-, en su propio lugar, en su propio momento: conjuga conocimiento y emoción. Frente a esta gente que defiende lo que le va en su vida cotidiana, están los que desde fuera –armados con la fuerza de los fuertes-, intentan dominar, forzando el lugar, y violentándolo de una manera irreversible, para obtener unos beneficios exclusivos. El valor económico inmediato es un argumento que siempre esgrimen los fuertes. No tienen otro mejor. Y siempre argumentan que se generarán puestos de trabajo, sin aclarar que serán precarios, temporales, y de muy baja calidad. Por desgracia, las cuentas que presentan son falsas, porque nunca incluyen lo que se pierde, que son formas de vida asentadas a lo largo del tiempo en la ciudad. Los débiles, en cambio, ven con lucidez la sinrazón que se dicta desde arriba como inevitable. Los fuertes tienen nombre: el alcalde, concejales, empresarios y técnicos que, junto con medios de comunicación, promueven todavía ideas del siglo pasado, contrarias a nuestro momento y a la transición ecosocial (aunque la citan con la boca pequeña). Ellos forman la tormenta que -sin atender a las razones de los débiles-, podría maltratar el lugar con un macroproyecto decidido desde arriba. Su falta de sensibilidad es fuente de indignidad. Una sinrazón.

Sin embargo, los débiles permanecen motivados gracias a su fuerza, y conmemorarán el Día Internacional de los Bosques, que se celebra el próximo 21 de marzo. Por ello, la plataforma BUM organiza el sábado 19 anterior una jornada de convivencia y divulgación sobre la propuesta de bosque urbano mediterráneo, en los mismos terrenos Repsol. El BUM muestra, en el lugar, y con entusiasmo y energía, cómo se pueden cuidar y mejorar los barrios de la ciudad, para disfrute de su ciudadanía y para mejorar su biodiversidad. El BUM es una propuesta de verdadera reparación aportada por la ciudadanía malagueña.

En 2016 parecía una utopía. Luego se consideró una insensatez. Ahora se está tratando con absurda agresividad o, por el contrario, se ignora: el mismo proceso que ha sufrido la ILP del Mar Menor de Murcia desde que nació. El BUM, como la ILP, será una nueva victoria de la fuerza de los débiles, y una realidad alabada por todo el mundo. Tenemos una idea excepcional. Disponemos de energía, conocimiento y financiación para llevarla a cabo ¿Qué más hace falta para convertirla en realidad?

*Doctor arquitecto y Vicepresidente de la Fundación Rizoma y doctor arquitecto, respectivamente

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