Opinión | Málaga solidaria

Cómplices por un empleo de calidad

Pocas veces un adjetivo tiene una carga tan negativa como cómplices. Quizás haya que atribuir dicha mala fama a la cantidad de series y películas policíacas en las que los cómplices están siempre del lado del malo.

De las tres acepciones recogidas por la Real Academia, la primera de ellas es la única positiva, señalando la empatía que se desarrolla entre personas con un fin común.

Desde hace varias décadas, Cruz Roja viene desarrollando programas de actuación con numerosas empresas en la atención a las personas más vulnerables, ya sea en los campos de la alimentación básica, el apoyo escolar, la mejora de la movilidad y un largo etcétera.

Pero ha sido en el campo de la empleabilidad en el que la colaboración de Cruz Roja con el tejido empresarial ha ido mucho más lejos, permitiendo que personas en dificultades accedan a un empleo que les permita vivir con dignidad.

Cada año el plan de empleo de Cruz Roja atiende a más de 3.000 personas en nuestra provincia y gracias al compromiso de más de medio centenar de empresas, medio millar de ellas han conseguido un esperanzador empleo.

Poniendo de antemano de manifiesto la gratitud que desde Cruz Roja trasladamos a las empresas que participan en nuestro Plan de Empleo, creemos que es el momento de dar un paso adelante.

Para ello, proponemos pasar de la colaboración a la complicidad. Aunar esfuerzos para que el empleo que facilitemos a las personas vulnerables tenga la calidad y permanencia en el tiempo que les permita salir definitivamente del círculo vicioso de la temporalidad y la precariedad.

De la mano del Servicio de Empleo del Ministerio de Trabajo, Cruz Roja se ha comprometido a dar un paso en la calidad del empleo. Para ello necesitamos contar un determinado número de empresas cómplices que nos permitan ofrecer a una veintena de mujeres en necesidad de especial protección, un empleo acorde a su formación y a sus múltiples capacidades intelectuales o manuales.

Mujeres a las que les cuesta verbalizar su situación de desamparo; que son escrutadas cuando ocupan sus nuevos puestos de trabajo; y que se encuentran especialmente expuestas al desarraigo social.

Para todas ellas es para las que pedimos la complicidad. Una complicidad que quiere hacer posible una reparación y superación de los avatares de la vida que, a pesar de sus grandes cualidades profesionales, las han llevado a una posición de especial debilidad.

Una complicidad de empresas, directivos, trabajadores de todo tipo y de la sociedad en general. Una complicidad que nos permita ofrecerles un empleo de calidad como mecanismo de superar las dificultades que afrontan cada día.

A ellas van dedicados en este 2022 nuestros esfuerzos, y estamos seguros que entre todos seremos capaces de encontrar la complicidad necesaria para hacer realidad sus sueños.

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