Opinión

Puèrtolas y Rodriguez seducen al Cervantes

Ensayo de la ópera Rigoletto en el Cervantes.

Ensayo de la ópera Rigoletto en el Cervantes. / Daniel Pérez

Rigoletto

G. Verdi.

Teatro Cervantes

Intérpretes: A. Tatarintsev; J.J. Rodríguez; S. Puértolas, F. Bou, S. Ferrández y F. Latorre.

Dirección de escena: F. López.

Dirección musical: J. M. Moreno.

El segundo de los títulos de la trigésima tercera temporada lírica del Teatro Cervantes levantaba el pasado viernes el telón para el primero de los dos títulos verdianos que junto a la Tosca de noviembre pasado y Il Trovatore del próximo mes de mayo conforman la apuesta lírica del coliseo malagueño para esta temporada. Nuevamente Teatro Cervantes y Villamarta de Jerez unen sus fuerzas en lo escénico y musical capitaneado en esta feliz ocasión por la dirección escénica Francisco López y la dirección musical del director titular de la OFM José María Moreno que dibujó a lo largo de la interpretación una línea musical plagada de acentos en la que los atriles de la Filarmónica dibujaron un escenario musical plegado a la complejidad psicológica que plasma G. Verdi este trabajo lírico.

El Coro de Ópera de Málaga a los mandos de Mar Muñoz haría gala del buen momento que vive el conjunto coral y que viene a revalidar la Tosca del pasado noviembre y la garantía los dos compromisos verdianos -Requiem y Trovatore- que aún le restan a la formación para completar la Temporada Lírica y de abono de la OFM.

Como ya ocurriera en la Tosca pasada lo cinéfilo volvió a dominar esta nueva producción arbitrando dos espacios temporales que vienen a reforzar la idea de la belleza a través de la fealdad y lo grotesco encarnado por el bufón de Rigoletto que para la ocasión defendió con maestría Juan Jesús Rodríguez. El barítono onubense consiguió de lo actoral reforzar el perfil psicológico del personaje creciendo en peso, rotundidad y protagonismo canoro. Vivo aún el recuerdo de su Giorgio Germont en la Traviata de hace tres temporadas, Rodríguez hizo gala de un instrumento medido, equilibrado en constante atención a la inocencia de la inolvidable Gilda encarnada por Sabina Puértolas que llegaba al Cervantes con los ecos de la Manon que firmó hace apenas unas semanas en el Teatro Villamarta de Jerez. Ambos fueron capaces de acaparar la atención de este complejo drama inspirado por Victor Hugo.

Sabina Puértolas construyó un ejercicio vocal de resultado incontestable apoyada en una emisión sin grietas y redonda con momentos de irresistible carnalidad, agudos precisos y tintineantes en contraposición a la emisión justa e inestable del duque de Mantua encarnado por el tenor Alexev Tatarintsev que cerraba el trío solista no sin alguna dificultad tanto en emisión como cuidado del registro más alto.

Del resto del elenco vocal destacar la seductora Maddalena de Sandra Fernández que contrarrestó con creces las dificultades que debió superar el Sparafucile de Felipe Bou. Por su parte Pau Armengol defendería un Marullo creíble bien apoyado y generoso en la emisión frente al frágil Borsa encarnado por Jesús Gómez. Por su parte Lourdes Benítez encarnó una Giovanna convincente en la certeza de que no existen trabajos menores, por algo están las tablas.

De los grandes momentos de esta premier destacar el tercer y acto final de esta ópera, momento en el que Verdi focaliza la atención entre la fragilidad adolescente de Gilda y la angustia que atenaza al inmortal bufón incapaz de evitar con la fuerza del amor un destino maldecido y trágico, irresistiblemente grotesco en un ambiente deshumanizado y sórdido.