Opinión | Tribuna

Corredor de la muerte pero no del olvido

En Ucrania intentan tener corredores de vida y esperanza; de solidaridad y con el recuerdo vivo de cómo se masacra a un pueblo indefenso. El general Putin bombardea a ciudadanos que huyen. Y lo hace con saña, al más puto estilo fascista. Hace ochenta y cinco años, aviones y tres barcos de guerra fascistas, con las bendiciones fascistas del general Franco y del criminal Gonzalo Queipo de Llano como lo tiene definido y escrito el historiador hispanista Paul Preston (’Los arquitectos del terror’. Editorial Debate), asesinaron a 5.000 personas que huían de Málaga a Almería, la mayoría mujeres, ancianos y niños. Corredores de la muerte y que reconocidos neofascistas intentan que aniden en el olvido o, lo que es peor, falsificando la historia. La desbandá, que así es conocida, uno de los más dramáticos y estremecedores hechos acaecidos en la Guerra Civil cuando el 7 de febrero y huyendo de las fuerzas franquistas miles de personas se echaron a la carretera y caminos para huir de la Málaga republicana a punto de ser conquistada por las fuerzas sublevadas contra la República, en un intento de salvar su vida en Almería, todavía republicana. Tengo contados casi medio centenar de acreditados historiadores que certifican los hechos, con fotografías que documentan la masacre y la huida y los cientos de testimonios reales, con nombre y apellidos, de quienes sufrieron la más atroz y villana represión, obra coordinada y dirigida por el historiador Fernando Arcas Cubero ‘Yo estaba allí’. (Editorial Sarriá. Málaga, 2011).

Todo ello, verdad histórica, es negado por dirigentes de Vox que en el Congreso de los Diputados oponiéndose a la propuesta elevada por el PSOE y defendida por el diputado malagueño socialista Ignacio López, de dignificar el camino donde fueron asesinados miles de ancianos, mujeres y niños, y considerarlo Lugar de la Memoria. Esta propuesta contó con el apoyo de todos los grupos, excepción de Vox que votó en contra y el Partido Popular (PP) que, de forma vergonzosa, se abstuvo. La ultraderecha neofascista sigue imponiendo al partido que pretende liderar Feijóo desde el centro, políticas de claro corte fascista, lo cuente como la cuente este dirigente gallego que, en pocos días, pretende vadear el río ideológico de la ultraderecha sin siquiera mojarse el fondillo de sus pantalones y eso es imposible, como vemos, por ejemplo, en Castilla-León. Es digno de resaltar y así lo hago la actitud de Ciudadanos cuyo diputado Guillermo Díaz no solo apoyó la iniciativa socialista, sino que hizo un desgarrador relato, basándose en la vivencia personal y directa del médico canadiense Norman Bethune que salvó miles de vidas en la carretera de la muerte, relato que estremeció a una parte del Congreso de los Diputados, mientras que los dirigentes de Vox se empachaban de vivencias y recuerdos fascistas, negando la evidencia y queriendo reescribir la historia que, por lo visto, se está convirtiendo en peligroso deporte nacional por supuestos profesores y hasta de catedráticos que, a diario, beben y se documentan en las catacumbas de la intrahistoria. Esta ultraderecha, profesores incluidos, es capaz de seguir negando que los aviones fascistas, mandados y ordenados por Franco y Queipo de Llano, jugaron al tiro pichón con los miles de ciudadanos malagueños, ametrallándolos sin piedad y que tres barcos de guerra, con sus cañones, convirtieran la carretera en diana de sus mortales cañones, entre ellos un buque de guerra, de nombre Baleares, que por parte del alcalde sobrevenido del PP en Madrid, Martínez Almeida, lo haya elevado a los altares de la memoria y del recuerdo dedicándole una calle en Madrid para perpetuar el asesinato de miles de malagueños.

No me apetece, tan siquiera, nombrar al diputado de Vox que en el Congreso, sin inmutarse, fue capaz de reírse de los miles de asesinados, como tampoco merecen ser reseñados profesores y falsos historiadores que se cubren de gloria, día a día, al inventarse la historia. Ensuciar el papel con sus nombres y apellidos es algo que nunca haré. Hay mastuerzos, zoquetes, torpes y negacionistas de baja ralea que siguen dudando de la existencia del corredor de la muerte donde las tropas fascistas sembraron dolor y muerte. Puede, como tiene escrito Fernando Arcas Cubero, uno de los historiadores que más tiempo, inteligencia y capacidad personal e intelectual dedicó a desentrañar lo sucedido en esta carretera, se intente olvidar, ocultar o reescribir la historia de «la huida, el éxodo… el genocidio de la carretera de Málaga a Almería representa en nuestra provincia el episodio más trágico de la guerra civil, a la vez que uno de los más señeros y vergonzantes ocurridos en España durante el conflicto bélico de 1936-1939», tiene escrito uno de sus alumnos, Miguel Ángel Melero Vargas, en el libro citado.

Todo está dicho. ¿Cambiará el PP? No lo creo. Es rehén de la ultraderecha, le pese a quien le pese.

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