Opinión | Palique

Chiquito en verde

El semáforo con el muñequito de Chiquito de la Calzada hay que colocarlo bien y clonarlo

Chiquito en verde

Chiquito en verde / Jose María de Loma

Profesores y alumnos de las Escuelas Ave María han construido un semáforo homenaje a Chiquito de la Calzada. Quietorrr. No estaría mal que se colocase en algún lugar emblemático y pasara a ser una señalita de identidad, un lugar icónico. Que regulara el tráfico, por qué no. Igual que en Berlín los semáforos tienen el famoso hombre del sombrero. Igual que en otras ciudades tienen otros símbolos. Quedamos en el semáforo de Chiquito. Y en ese plan. Un poco de humor sano y vanguardista, que en eso se ha convertido el chiquitismo. Gregorio Sánchez renovó el humor y en los semáforos nos ponemos muy serios. Pitamos y perdemos la paciencia. Si somos peatones nos acordamos de la madre del conductor con prisa. Si somos automovilistas lanzamos venablos e invectivas, el idioma es rico, contra el viandante. Incluso lo llamamos fistro o pecador.

Chiquito en rojo. Chiquito en ámbar. Chiquito en verde. A la ciudad smart y vanguardista del teletrabajo, Google y el PTA, a la urbe de la innovación y la Expo 2027 le pueden sentar bien estos rasgos autóctonos en tiempos de franquicias, globalización y uniformidad. La ciudad se construye no solo con bordillos, rotondas, museos y luces de Navidad. No solo con hoteles nuevos, bienvenidos y ojalá más. También con guiños a la tradición. Se lo dice alguien poco amante del malaguitismo de campanario y la caspa. Esto no lo es. Coincidente en el tiempo es la idea de dar a Carranque el nombre de Imbroda. Es como lo de Martín Carpena, un bendito recuerdo, una forma de olvidar, un cañonazo al olvido que seremos. Chiquito fue profeta en su tierra y chistoso universal. Tiene estatua, pero sería absurdo limitar su presencia. Circulen.

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