Opinión | La señal

Bendodo y el rinoceronte gris

Michele Wucker dice que la huella dactilar del riesgo está en nuestra personalidad innata

Elías Bendodo comparece tras el Consejo de Gobierno.

Elías Bendodo comparece tras el Consejo de Gobierno. / Joaquin Corchero / Europa Press

Siempre que puedo, que no es siempre. Me sienta muy bien correr. Relaja, yo creo que eso después lo nota la gente en Canal Sur. Bueno, no sé si por el running, me dicen que soy un corredor de fondo, o porque he cubierto muchas etapas, y no en tan poco tiempo, como piensan algunos. Desde que ingresé en Nuevas Generaciones ha llovido, y después el azar, que existe. Yo estaba en las listas municipales porque en Madrid Manolo y Celia negociaron los primeros diecisiete puestos y no les dio tiempo a más, y aquí Joaquín terminó la lista y estuve yo, y la lista corrió y asesinaron al pobre José María y entré en la Casona del Parque. Las casualidades de la vida. Pero me lo he currado, eh, con tranquilidad, sin un solo exabrupto y con constancia, para que ahora digan. Hombre, soy amigo de Juanma, no lo voy a negar, y desde hace muchos años. Ha sido fundamental, pero no lo es todo, tienes que poner de tu parte. Es lo que yo le digo a mis hijos, a Marcos y Jacobo, tenéis que trabajar. Nada tienen que ver las raíces judías, como dicen algunos, cada uno es cada uno, es que tienes que mirar lejos y estar pendiente de los detalles del momento. Isabel me conoce perfectamente. Ya está sudada la camiseta.

El otro día me contaron la teoría del rinoceronte gris. Resulta que están ahí los peligros, y los ignoran sistemáticamente muchas personas, pero los ignoran porque pasan de ellos, hasta que, tarde o temprano, se manifiestan esos peligros. Yo no los ignoro. Michele Wucker, norteamericana, que es una analista de amenazas globales, dice que la huella dactilar del riesgo está en nuestra personalidad innata, la educación, las experiencias…, pero también cuentan el nivel socioeconómico, el entorno y hasta nuestra forma física, hay que gestionar los riesgos, como las compañías de seguros, por eso corro, y no lo sabía. Uf, el de la bicicleta va hablando con el móvil en la mano, qué peligro.

Yo digo una cosa. A Santa Rita, la patrona de los imposibles, no le he pedido nada, ni a San Judas Tadeo, el apóstol de las causas desesperadas, las cosas vienen como vienen. Me gustaría que mis hijos disfrutaran de su padre muchos años, en el pódium o no, ser padre es tener miedo, por los propios hijos y por uno mismo en relación a ellos.

Mira cómo he logrado no engordar, con lo fácil que es en política, una vez comenté en Frutos cuál es mi secreto, pero cada uno hace lo que quiere. Yo, por ejemplo -menudo repecho me espera- pido pescado y no carne, qué sencillo, y ejercicio, que siempre es bien recibido.

Cada martes disparo un tirito como portavoz después del Consejo de Gobierno y, claro, un tirito y otro y otro pues hacen mella, ¿cómo se forman las estalactitas?, gota a gota, pues eso, y no gasto el cargador. La verdad es que en Andalucía no es difícil con el PSOE, ¡cómo habían dejado esto!… ahora ha terminado la comisión de la FAFFE, la de las tarjetas en la noche con el dinero de los parados, pero están los EREs… para qué seguir. Tengo que aprovechar la moda de las videoconferencias de Zelenski para dirigirme a los afiliados. La verdad es que me gusta lo que hago, y Sevilla no está nada mal, hay que reconocerlo. Desde la Avenida de Andalucía 26, en Málaga, a San Telmo en Sevilla y ahora a Génova, Madrid, la casa maldita, tenía que haberse deshecho de ella Teo, qué será de él, y Pablo, él sabe que yo apoyé a Soraya, lo dije en un desayuno en el Hotel NH de Málaga, ¿y qué piensan ahora los casadistas, Miguel Ángel, Esperanza…?, ¿regeneración de qué?... Vamos a ver… ese coche de la señora que lleva a su niño al cole…, si es que van como locos. Bueno, ¿qué iba diciendo? Hay que saber morir, lo que pasa es que te toca cuando te toca y ya está, ¿qué vas a hacer?, esto no es como en el teatro, que puedes morir muchas veces, aquí no. Es cierto que ahora asumo más riesgos, hay muchas miradas puestas en mí, una mota de polvo se va a agrandar, lo sé, pero… ¿qué hago? Correr.

Antonio Machado lo tuvo claro:

Si es bueno vivir,

todavía es mejor soñar

y lo mejor de todo,

despertar.

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