Opinión | Memorias en Verde y Morado

Trío de sagas

Toñín Llorente, como jugador del Andorra.

Toñín Llorente, como jugador del Andorra. / L. O.

A partir de mediados de los años 60 y gracias a la expansión del minibasket en los colegios, el baloncesto caló en el seno de muchas familias facilitando que los hijos jugaran juntos con la pelota naranja. Desde los más veteranos (Sagi-Vela, San Epifanio, Margall o Martín) hasta llegar a quienes han triunfado en la mejor liga del mundo (como los Gasol o los Hernangómez), ilustres apellidos permanecen en la memoria colectiva de los aficionados al mundo de la canasta.

Este hecho se convierte en algo único en la historia del baloncesto patrio durante la temporada 94/95 en Andorra. En las filas del equipo del Principado, luciendo el patrocinio de Festina y a las órdenes de Edu Torres, llegaron a coincidir en la primera plantilla 4 jugadores pertenecientes a 3 de las sagas más prolíficas de nuestro deporte.

La posición de base era un coto cerrado para dos apellidos ilustres del básket nacional. José Luis, el mayor de los Llorente era el veterano que asumía con solvencia el rol de mariscal dentro de la pista. Rápido y potente, Jou seguía poniendo una marcha más en los ataques andorranos a la vez que controlaba el juego cuando la situación lo demandaba. José Luis Llorente, curtido en mil batallas y medallista olímpico en Los Ángeles, era el más famoso y reconocido dentro de estas estirpes de baloncestistas y ha continuado ligado al deporte por sus libros, artículos en prensa, conferencias y, como era previsible, por motivos familiares, ya que sus hijos también han hecho sus pinitos con la pelota naranja.

Su compañero más fiel era su hermano pequeño Toñín. Ex – jugador del Caja de Ronda, el menor de los Llorente ofrecía un rendimiento igualmente positivo a su equipo. Intenso y muy vertical, la velocidad era una de sus cualidades más reconocibles, junto a un más que decente tiro exterior. En muchas ocasiones, el entrenador andorrano situaba a los dos hermanos Llorente en la cancha para revolucionar el ritmo del encuentro, ofreciendo una propuesta nada habitual para aquellos años. Toñín prolongó su longeva carrera casi hasta los 40 años vistiendo la camiseta del Real Madrid y prosiguió su relación con el baloncesto llegando a presentar el programa «Colgados del Aro».

Cromo de Arcega

Cromo de Arcega / L. O.

El tercer base del equipo provenía de una inolvidable saga de origen aragonés, los Arcega. Mientras que sus hermanos mayores Fernando y Pepe hicieron patria en su Zaragoza natal, el pequeño Joaquín Arcega no contó con esa suerte. Un base más que aseado, cumplía a la perfección con su función de ofrecer minutos de descanso a los Llorente como complemento desde el banquillo. Joaquín, uno de los pioneros a la hora de hacer su carrera en Europa tras la «sentencia Bosman», alcanzó gran relevancia y éxitos deportivos jugando en la liga de Portugal. En la actualidad es mucho más conocido por la trayectoria deportiva de su vástago JJ Arcega-Whiteside, quien se convirtió en el primer español elegido en el Draft de la NFL de fútbol americano en 2019.

Cromo de Grimau.

Cromo de Grimau. / todocoleccion

La familia Grimau era la otra familia presente en el vestuario andorrano. Sergi, el primogénito, daba sus primeros pasos en el baloncesto profesional debutando esa temporada en las filas del Andorra. Tras pasar por la cantera blaugrana, Sergi no disfrutó de la estabilidad necesaria en la máxima competición e inició un largo peregrinaje por la liga LEB. Mientras tanto sus hermanos menores, Roger y Jordi sí que tuvieron más suerte e hicieron carrera en la ACB, especialmente exitosa en el caso de Roger, el mediano, que alcanzó la gloria luciendo la camiseta del Barça y de la selección española. En su web personal, Sergi habla de sí mismo como un «pirómano emocional, explicador de historias y conseguidor de cosas» a la vez que se define como el «menos bueno de los Grimau Brothers».

Pese a su complicada situación actual en la clasificación, podemos catalogar la trayectoria reciente del club pirenaico como la más exitosa en su historia, aunque seguramente en aquel ya lejano 1995 se viviría un ambiente más fraternal dentro del equipo, pues quien tiene un hermano tiene un tesoro.

La Peque Columna (Simón RJ)

¿Sabías que Paco Vázquez, segundo entrenador del Andorra, fue jugador del Unicaja cuando ganó la Copa Korac y consiguió un premio al mejor tirador de triples?

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