Opinión | Tribuna

Aeropuerto de Málaga: Ciudadanos pacientes, problemas eternos

Terminal 3 del aeropuerto de Málaga.

Terminal 3 del aeropuerto de Málaga. / Pop9000

Queremos mejorar Málaga, ésta es sin duda la idea que tenemos las personas que vivimos en esta hermosa ciudad, que tenemos el privilegio de vivir en ella; malagueñas y malagueños de origen y de adopción. Cierto es que en las últimas dos décadas se han producido avances importantes: sensibles mejoras de la ciudad, en la limpieza y seguridad en el Centro, en los museos y actividades culturales, en la organización de algunos barrios, en los intentos, en publicidad al menos, para mantener limpia la playa, en la organización de los chiringuitos de la playa, en el paseo marítimo, en la red de autobuses y de metro...y también han llegado las mejoras al aeropuerto Internacional Costa del Sol de Málaga, que es el mayor del sur de España y el tercero de la península por número de pasajeros, constituyendo la gran puerta de entrada del turismo, no solo de la Costa del Sol sino para toda Andalucía, ya que asume el 85% del tráfico de la Comunidad Autónoma, con un amplio abanico de destinos..

Cada año varios millones de personas utilizan este aeropuerto y en la última ampliación, alguien tuvo una idea luminosa: en lugar de existir una vía rápida de coches para recoger y dejar pasajeros –algo habitual en la mayoría de los aeropuertos del mundo-, y un parking para estacionar el vehículo, sea en larga o media duración, se pone en marcha una plan integral en el que todos los vehículos entran en el parking con un ticket de estacionamiento obligatorio, y para dejar a sus pasajeros y salir del parking de modo gratuito: entrada, dejada de pasajeros y salida, no sobrepasa la duración irrisoria en torno a 15 minutos, siendo penalizado ese retraso con 2,90 euros. La realidad es que un día sí y otro también, te encuentras con un carril bloqueado, los coches mal aparcados porque van con prisas para depositar a sus familiares, carriles inhabilitados por los propios gestores del parking, etc y hacen casi imposible realizar la operación en el tiempo facilitado con gratuidad. Cuanto más desorganizado está el parking más usuarios han de abonar dinero y mayor es la recaudación, si se hace el cálculo del precio por minuto podríamos estar ante el parking más caro del mundo.

Así las cosas, esta situación se mantiene desde hace años y parece incorporada al conjunto de asuntos que en nuestro país parecen diseñados para complicarle la vida al paciente ciudadano, que cada vez que tiene que acercarse al aeropuerto se encuentra con nuevos obstáculos y, que sugiere, el objetivo es que se tenga que detener el tiempo suficiente para abonar el parking.

El aeropuerto, la Renfe, la red de comunicaciones de un país conforman un conjunto de servicios públicos, no solo la luz, el agua y el gas, para cubrir y atender las necesidades básicas de los ciudadanos y esa debe de ser su razón de ser, su principal objetivo. Además, los principios económicos que rigen nuestra sociedad tienen también su regulación y funcionamiento, pero no se puede olvidar el orden, no se puede poner primero la economía y después las personas. Hace varias décadas ya se decía que no se podía poner la carreta delante de los bueyes.

Hasta aquí no se ha hablado de la imagen de Málaga y de su aeropuerto, que millones de pasajeros reciben en su llegada y en su despedida de la ciudad, y que es, a todas luces, mejorable. La señalización es confusa ya que no orienta al viajero por donde se accede a las salidas ni a la llegadas; todo se canaliza a través del llamado parking exprés que, en aras de mayor confusión, pone en la entrada, al recoger el ticket, «solo para vehículos autorizados», siendo la única vía de acceso para dejar a los pasajeros –o para recogerlos, que también hay que pasar por el parking-. Es necesaria una mayor claridad en los carteles informativos ya que los accesos a los aeropuertos deben estar bien señalizados como vías rápidas que son y, por tanto, se deberían introducir modificaciones.

¿Por qué se ha puesto en funcionamiento un parking exprés en lugar de una vía rápida para dejar a los pasajeros?, ¿de quién es la responsabilidad?; lo cierto es que nuestros ojos se acostumbran al paisaje, y las personas que vamos con una relativa frecuencia al aeropuerto ya nos hemos habituado, hemos normalizado la situación y en periodos como vacaciones de Navidad o verano, resulta difícil pensar, ir al parking sin tener que pagar ese peaje, sin cuestionar que existen otros modos de acceso a un gran aeropuerto más rápidos, más ágiles, bien señalizados, menos gravosos para las personas, que facilitan la llegada y, sobre todo, con una organización al servicio de los usuarios del aeropuerto y acorde con los tiempos en que vivimos.

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