Opinión | En corto

La suerte suprema

Leo la entrevista de Javier Cuervo al escritor Mariano Antolín Rato y me cambia el día, que al haber alboreado luminoso tras el temporal amenazaba amplificar el natural tedio del domingo. No hay nostalgia tan astuta, dulce y persistente como la de quienes no han llegado a vivir algo de veras, y mi búsqueda inacabable del espíritu de los años 60 debe de venir de ahí. Mariano Antolín, bueno en todo lo que hace (y casi seguro él mismo), es un relicto activo de los 60, un fósil lleno de vida, un documento histórico al que un ministerio o consejería debería declarar bien de interés cultural. Desde su bien ganada intemporalidad puede ver el presente y el futuro, pues para ver algo hay que estar fuera, y aunque lo que ve sea el Apocalipsis puede gozar de él como un privilegio, a la vez que de la paz de que las cosas no vayan ya con uno. He ahí ‘La Suerte Suprema’ (título de su última novela).

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