Opinión | EL TRIÁNGULO

Ángela Labordeta

Sustituir o destituir

La ministra de Defensa, Margarita Robles, interviene en una sesión de control, en el Congreso de los Diputados

La ministra de Defensa, Margarita Robles, interviene en una sesión de control, en el Congreso de los Diputados / Eduardo Parra - Europa Press

De estos tiempos en los que vivimos un poco a salto de mata lo que más me sorprende es cómo las palabras se usan para debilitar los motivos que a fin de cuentas son las razones de nuestros actos. Ayer mismo la directora del CNI fue sustituida, que no destituida, según insistió una y otra vez la ministra Margarita Robles, y en ese juego de palabras se estableció toda una serie de hipótesis, cuando la realidad es que sea sustituida o destituida la señora Paz Esteban deja de ser directora general del CNI por razones que no han sido bien explicadas por el Gobierno y que se entienden más como una forma de contentar a sus socios independentistas por el espionaje que sobre algunos de ellos se hizo desde el CNI respetando la legalidad, tal y como fuimos informados. A pesar de ello, el CNI estaba en el punto de mira y su directora era rehén de sus actos, que incendiaron todas las redes cuando se supo que los móviles del presidente Sánchez y de la ministra Robles habían sido espiados y que el CNI tardó casi un año en informar sobre este asunto diremos de cierta gravedad.

¿Pero a quién se tardó en informar? Entiendo, porque si no la cosa es realmente escandalosa, que los servicios de Seguridad del Gobierno, el presidente, al igual que la ministra y otros miembros conocían de ese espionaje, del mismo modo que sabían qué políticos independentistas habían sido espiados respetando la legalidad y con todos los informes jurídicos a favor de esa investigación sobre personas con nombres y apellidos concretos. Llegados a este punto una se pregunta quién ha actuado peor, si ha sido el CNI o el mismo Gobierno que alerta del espionaje al presidente y a un par de ministros después de que ERC denunciara la vigilancia a miembros independentistas y asegurara que el futuro de la coalición de Gobierno hacía aguas y podía romperse en cualquier momento.

Ignoro si la señora Paz Esteban pudo actuar mejor o con más celeridad, pero no me cabe duda de que todo lo que hizo no era secreto ni lo hacía a espaldas del Gobierno de España, porque de ser así estamos hablando de que las cosas se hicieron al margen de la democracia y eso es especialmente grave y haría falta mucha investigación y una mayor transparencia: España no puede ser un libro mal escrito de espías.

Pero la vida es así e igual que el niño se siente extraño en un mundo inconmensurable y en el que juega a vendarse los ojos con un pañuelo, volar sobre alfombras que no se mueven o buscar tesoros en islas que no existen, los adultos simplemente no sabemos cuándo estamos urdiendo con nosotros mismos y ante los otros una intriga, un desafío o simplemente un engaño.

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