Opinión | TRIBUNA

¿Qué deberes Juanma?

Juanma Moreno, durante la visita a su antiguo colegio, el Giner de los Ríos de Málaga.

Juanma Moreno, durante la visita a su antiguo colegio, el Giner de los Ríos de Málaga. / Álex Zea

Hace unos días escuché asombrada al señor presidente del Gobierno andaluz, en campaña Juanma, decir que concurría a las elecciones del 19 de junio con los deberes hechos. Y me asombra porque las personas que nos dedicamos a la educación hemos visto cómo las promesas que nos hicieron en 2018 no se han cumplido, a pesar de que debido a la pandemia la Consejería de Educación ha recibido más recursos económicos que nunca. Seguimos a la espera de saber en qué se han invertido los fondos procedentes del Ministerio de Educación con motivo del Covid-19, y que la ministra Celaá no tuvo a bien declararlos como finalistas para gasto educativo, como bien reclamamos desde CCOO.

Comienzo por un asunto que aunque no aparecía en su programa, sobre el mismo sí han hecho numerosas promesas. A las monitoras y monitores escolares se les prometió una jornada laboral completa (35 horas a la semana), incluso se aprobó por unanimidad una propuesta no de ley para alcanzar esa jornada. Son una figura esencial para nuestros colegios, máxima repetida hasta la saciedad, pero que no se ve reflejado en hechos. En Málaga son 112, mujeres en su mayoría, con contratos a 20 horas, pero realizando tareas como si estuvieran a 35, incluso en varios colegios. Imagínense dos colegios con las mismas necesidades, pero uno tiene un apoyo administrativo a 35 horas y otro a 20. Me resulta incomprensible cómo una administración pública es partidaria de cronificar la precariedad y la discriminación laboral, cuando debiera ser ejemplo de todo lo contrario.

Sin entrar en detalles, uno de sus compromisos electorales de 2018 fue la «equiparación salarial de los profesores de los centros educativos sostenidos con fondos públicos con la media nacional y respaldo total a la libertad de los padres para elegir la educación que quieren para sus hijos». El acuerdo retributivo recientemente alcanzado, el cual no ha sido nada fácil, ya que las primeras intenciones de la Consejería era una irrisoria subida salarial, se va a materializar en septiembre de 2022, así que no puede decir que ha cumplido en esta legislatura. Habrá que esperar al nuevo gobierno… Sigamos con los actos de fe pues. Por cierto, el día elegido para la jornada electoral era la fecha prevista para la realización de las oposiciones al Cuerpo de Maestros, y que, por supuesto, se ha cambiado sin tener la más mínima consideración hacia estos aspirantes.

Las familias (en el programa del PP se refiere a ellas como padres) no tienen libertad para elegir la educación que quieren para sus hijas e hijos, porque no siempre encuentran plazas en los colegios públicos que desean, máxime cuando se suprimen unidades públicas antes de que termine el proceso de la escolarización. Tampoco se ha permitido a las familias con menores con discapacidad la libre elección de centros públicos, obligándolas en ocasiones a una escolarización alejada de sus domicilios.

En 2018 se comprometían a la ‘Educación Pública gratuita de 0 a 3 años’, pero en 2021 en principio rechazaron 123 millones de euros destinados a crear 12.000 plazas públicas gratuitas, solicitando emplear esos fondos en su modelo de conciertos, sin tratar de buscar una solución que posibilite estas plazas tan demandadas y el mantenimiento del empleo.

Tampoco han cumplido con la atención a la diversidad y es lo que más me duele. Es más, hasta han engañado descaradamente a las familias, prometiendo el derecho a una educación inclusiva. No existe una Ley de Inclusión Educativa andaluza para garantizar los derechos del alumnado con necesidades educativas especiales. Desde CCOO, lo hemos dicho en innumerables ocasiones: faltan, entre otros, Profesionales Técnicos de Integración Social (PTIS), Intérpretes de Lengua de Signos (ILSE), especialistas de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje, falta profesorado de Orientación Educativa. Es necesario fijar una ratio para estos profesionales, y no tener que atender, como sucede en Orientación Educativa, a más de 1.000 escolares cuando la Unesco recomienda un orientador/a por cada 250. Tampoco han cumplido aquello de llevar la Atención Temprana más allá de los 6 años.

No se han alcanzado las «45.000 plazas nuevas para la Formación Profesional en Andalucía». Faltan plazas públicas en Formación Profesional mientras aumentan los conciertos en estas enseñanzas justificándolos como medida paliativa ante la escasez de plazas públicas. Así que siguen en su línea de conciertos in crescendo.

Y, dicho sea de paso, ante esta carencia de plazas públicas se presenta nuestra Universidad de Málaga, pública, y ofrece un ciclo formativo de grado superior, privado, al que podrá acceder quien tenga recursos económicos para costeárselo.

Otra promesa incumplida es la que atañe a las enseñanzas artísticas superiores, al no haberse desarrollado la normativa que permita a estos centros desenvolverse en el marco de las enseñanzas superiores, ni se ha corregido la gran inestabilidad de sus plantillas.

Tampoco han cumplido con su ‘Plan de eliminación de caracolas’, ni servicios complementarios, ni se ha alcanzado ese gran Pacto Andaluz por la Educación que aparecía en su programa.

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