Opinión | SOL Y SOMBRA

El «equipazo»

El «gobierno de coalición progresista» que proclama Sánchez no vota unido ni siquiera en las leyes que promueve el propio Ejecutivo. Habría que mirarlo, pero puede que sea un caso insólito en la historia de las democracias que un mismo gabinete ministerial proponga unas medidas para que algunos de sus miembros las apoyen y otros, en cambio, se abstengan. Sucedió a cuenta de la ley Audiovisual aprobada gracias a la abstención del Partido Popular, después de que Unidas Podemos se hubiera inhibido y los socios independentistas, votaran en contra.

Así está el patio. A estas alturas, el Gobierno se traduce en el «equipazo» que define Sánchez y que consiste en un grupo coaligado, el de la Moncloa, enfrentado a causa de las divergencias diarias, y unos aliados separatistas decididos a marcar distancia, cuando no a extorsionar a los que supuestamente gobiernan este país. Es patético y lamentable, lo sabemos, y todo puede empeorar de aquí al final de la legislatura, pero si hay algo que no se mueve es el interés de Frankenstein por seguir con su vida artificial más allá de los buenos resultados para los intereses generales del país. Cualquier cosa, como es obvio, antes de facilitar una salida electoral que pueda beneficiar al centro-derecha. Realmente, en lo único en que se ha doctorado Sánchez es en resistencia o en resiliencia, como acostumbran a decir los cursis. El problema lo tiene España, que no dispone de un gobierno que invite a la confianza y que tan siquiera es capaz de ponerse de acuerdo para aprobar una ley que él mismo promueve y pretende sacar adelante.

¿Qué dice Feijóo? Pues lo empieza a ver tan fácil que ha pedido desterrar los zascas, centrarse en la economía, que es por donde se respirará electoralmente de ahora en adelante, y comenzar a construir una alternativa creíble frente al desastre que se está expresando de una manera como jamás se había visto en esta democracia.

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