Opinión | Málaga de un vistazo

El retorno de Javier La Beira al Paseo de Heredia

Entre luces de libros y fieles cómplices, Javier La Beira, filólogo, narrador, ensayista, poeta y director de la Biblioteca de la Generación del 27, presentó su segundo poemario ‘Todo mi reino en isla’ publicado en ‘Arroyo de la Manía’ junto a Rafael Inglada, editor de esta reconocida colección por su diseño e impresión exquisita y elegante, ilustrado con un dibujo del feraz artista plástico Juan Carlos Hernando.

La Beira, escritor ‘diletante’, despliega las gomas elásticas de su primera carpeta de poemas para adentrarse en los laberintos amorosos de su juventud. Un viaje de retorno en un ejercicio de memoria sempiterna hacia el joven poeta, quien enfrentado a los adoquines resentidos del Paseo de Heredia nos versa el despertar a las pasiones de forma tan puntual como la bocina anunciante de la entrada al puerto de Málaga del barco Ibn Batuta, entre los primeros juegos de la vida y el amor que siempre surgen de la mar. Esta obra es un periplo de amor a aquel tiempo en el que la lluvia de los incipientes años convirtió todo su reino de aprendiz en isla. Evocaciones del encuentro con la «mujer más sugar» en la ínsula de Manhattan en Pedregalejo, espacio alumbrado por las luces de Heráclito donde todo fluía: ella apareció como viernes a un novel Robinson anhelante. Bob Dylan, ella y él conformaron un triángulo cautivador donde el descubrimiento de la sensualidad tuvo un nombre salado envuelto en un cuerpo dulce, de ojos azules tirando a grises, que cobijaba besos con eses castellanas entre tardes largas sin tiempo para el mar. Una escapada del poeta investido de azul –como dice el creador Miguel Fortuny –, quien con alma de ciudad portuaria busca entre sus poemas un naufragio digno. Javier, bajo la sombra espinada de la Chorisia insignis -árbol botella- frente al puerto de su destino pasado, nos advierte: «Seré también Rainer Maria Rilke/ si me amas». Disfrútenlo.

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