Opinión | MÁLAGA DE UN VISTAZO

Ángeles

Un examen de Selectividad, en una imagen de archivo.

Un examen de Selectividad, en una imagen de archivo.

Hace un año que escribo cada sábado en este periódico, sin cortapisa alguna dicho sea, por un cúmulo de casualidades y circunstancias que te llevan a asumir retos por la apuesta de otros.

Constato la necesidad continua que tenemos de los demás para desarrollar habilidades y la importancia de dar con buenas personas, como apartarse de las nocivas, pues las casualidades no siempre te llevan a buenos puertos y quizá al peor de los viajes, si bien nuestra actitud y superación puede transformarlos para que resulte provechosa la adversidad.

Ahora se acercan tiempos de estudio y exámenes para muchos que aún no saben qué harán con su vida, como ya me ocurrió a mí. La mía ha dado muchos bandazos y no siempre lo decidido satisfizo mis expectativas, ni las de muchos que me rodeaban, pero no se debe claudicar, aunque den ganas, porque siempre un padre, madre, hermana, cuñado, amiga, compañero… te alientan a seguir luchando, insistiendo en que remontes y que tras una caída, un error, un fracaso, hay un levantarse, dolorido pero con un anestésico vital, el amor propio que la buena compañía te hace recuperar.

Por eso, sírvete de familia, amigos, conocidos y desconocidos que ofrecen una sonrisa, un saludo, buen humor, una mano, ánimo…, pues hay gestos y actitudes que te sacan de un mal día, de un bache... Úsalos y replícalos sin pedir nada a cambio.

Hoy escribo por el ánimo de un conocido, el aliento de una amiga, el apoyo de mi media naranja, por pedagogía para mis hijos y, por qué no, por amor propio.

Avanza, escucha, observa y hallarás esos ángeles que te rodean.

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