Opinión | Tribuna

La prueba de fuego del Museo Ruso

La reinvención de la pinacoteca de la Tabacalera demuestra el poder cultural de Málaga

Desmontaje de las obras del Museo Ruso.

Desmontaje de las obras del Museo Ruso. / Museo Ruso

Cuando las paredes del Museo Ruso quedaron vacías, deshabitadas, me preguntaba si aquello podría ser, en realidad, una oportunidad, primero, para evaluar la estrategia museística ideada por el Ayuntamiento de Málaga hace ya siete años y, segundo, para comprobar si este tiempo en el que nos hemos autoproclamado capital cultural ha servido para dotarnos del necesario 'know how' en este tipo de asuntos. Porque sólo si concebimos el arte de contemplar arte como una ocasión de transformación personal conseguiremos que también sea la oportunidad del progreso social («El mundo es lo que hacemos a través de nuestra percepción de la realidad», dijo Terence McKenna).

Pues bien, hoy, habiendo contemplado las tres exposiciones temporales diseñadas para Tabacalera a partir de los fondos de la Fundación Picasso-Casa Natal tenemos que dar buenas noticias: aquí, en Málaga, la menospreciada desde algunos sectores de la 'intelligentsia' cultural nacional como ciudad de museos franquicia, hemos demostrado tener los mimbres, conocimientos, argumentos y profesionalidad para solventar un obstáculo de primer orden.

Porque llenar un museo no debe de ser fácil, pero llenar el Ruso es, seguro, tarea titánica. Un laberinto casi infinito de paredes blancas fue lo que se encontraron los responsables de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y otros equipamientos, que debieron trabajar a contrarreloj para evitar lo que parecía inevitable: que cerrara la pinacoteca, que cayera en la desidia y, finalmente, en el olvido, el gran enemigo de la cultura. Lo han logrado, bien por ellos. Pero es que, además, 'Incesante Picasso: libertad y vida', 'La razón de los sueños: las formas y sus frontera's y 'Picasso, dibujante de palabras', las tres temporales que insuflan vida al centro cultural, distan mucho del apaño, del salir del paso a base de conceptos interés, enjundia y, claro, valor artístico

Me consta que desde la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal hay muchas, muchísimas ideas para ganar el futuro de la pinacoteca. El Archivo Lafuente de Santander (que reúne numerosas colecciones y fondos documentales relativos al arte moderno y contemporáneo) y fondos del prestigioso fotógrafo Joan Fontcuberta siguen estando sobre el tapete para próximas exposiciones, con la idea de reflotar el centro manteniendo su idiosincrasia dedicada al arte ruso pero desvinculada del Museo de San Petersburgo, la casa matriz y, recordemos, de carácter estatal (y, por tanto, supeditada a las sanciones y el bloqueo económico que la UE ha impuesto a Rusia). Hasta entonces, venga lo que venga, podemos manifestar un gran orgullo por el trabajo de estos profesionales por el arte en nuestra ciudad. No, no sólo se compra aquí en el 'fast food' de la cultura mundial, no sólo sabemos montar franquicias de marcas registradas de lo artístico. Ha quedado claro. Un aplauso.

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