Opinión | En corto

El partido más difícil

La entrevista en este diario (ayer) con Rafa Nadal contiene enseñanzas impagables para gestionar cualquier vida, de la más alta a la más baja y salvando las distancias que se quieran. Sin embargo no es transferible la premisa mayor: un equilibrio anímico soberbio, basado en un autoconocimiento y autocontrol que no lo llevan a la obsesión. Cuando dice “la intensidad, el mantener el nivel, es un hábito también”, explica cómo jugar al límite sin desbordar los límites, lo más difícil estando arriba. La gestión del propio dolor, de la sensibilidad del pié, del conocimiento del contrario, del peso y equilibrio justos de la raqueta, de cómo “soltar las maquinitas” jugando al parchís, y, sobre todo, del gran dilema pendiente entre vivir sin dolor o seguir jugando (al final el gran dilema de toda vida), revelan su posesión de aquella premisa. Deberíamos evitarle sobrecarga ante esa decisión.

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