Opinión | Tribuna

Salario y vivienda

La compraventa de viviendas subió el 15,5% en abril.

La compraventa de viviendas subió el 15,5% en abril. / EPC

Han puesto un precio demasiado alto al estado de bienestar, a la calidad de vida. El bienestar se ha ido esfumando, poco a poco o, quizá, con demasiada prisa y la calidad de vida empieza a deteriorarse de una forma brutal. Los españoles tienen miedo y el ahorro es la única forma de esperanza para lo que pueda venir. Ahorrar hoy para vivir mañana. Eso, siempre y cuando se pueda ahorrar. Con los ahorricos de antaño se hacían milagros. Hogaño la cosa tiene que pasar por el premio Gordo de la Lotería o una Bonoloto. La mejor manera es añadir agujeritos al cinturón. Se nos está quedando la cintura de avispa.

El sueño de la mayoría de ciudadanos pasa por la adquisición de una vivienda. Un sueño que, con sus más y sus menos, la mayoría ciudadana podía hacer realidad. En tiempo pasado. Porque, con el paso de los años, la decisión de ser propietario parece haberse convertido en un lujo en lugar de ser la norma para todos. Esto se debe a que cada vez más los ciudadanos tienen que hacer mayor esfuerzo económico, lo que provoca que muchos no puedan permitirse el lujo de adquirir una vivienda en propiedad. No descubro nada nuevo si digo que todos hemos perdido poder adquisitivo. Mientras la vida ha ido incrementando su coste a raíz del incremento del precio elevado de la energía, los niveles insoportables de la cesta de la compra y el encarecimiento del parque inmobiliario, los sueldos se han ido reduciendo paulatinamente. Nadie nos puede negar una realidad incuestionable: en España las mejoras salariales y los incrementos en el precio de la vivienda no han ido a la par en los últimos años. Para vivir a lo grande hace falta convertirse en uno de los personajillos que asoman su ralea por ciertos programas de televisión, en los que pagan sus servicios a precio de oro. Hacienda tiene en todos ellos una cantera extraordinaria. Comprar una vivienda se ha convertido en un objetivo prácticamente inalcanzable. Su precio sube un 1,7% mientras los salarios caen un 2,5%. En los últimos cinco años, el precio de la vivienda se ha disparado un 15,6%, una salvajada que corta de cuajo las ilusiones de tantas parejas y de tantos jóvenes con deseo de independizarse. El desequilibrio entre salario y vivienda ha ocasionado que los ciudadanos tengan que realizar un mayor esfuerzo.

Me explico, desde cuatro hasta diez años de sueldo íntegro para comprar un piso. Por si le interesa, las únicas provincias españolas beneficiadas por la subida del salario medio provincial y la bajada del precio de la vivienda en el último año han sido Asturias, Cuenca, Guadalajara y Palencia.

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