Opinión | SOL Y SOMBRA

Inflamación y amenaza

Acto público del presidente de Vox, Santiago Abascal, con el vicepresidente de Castilla León, Juan García Gallardo, y la candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Macarena Olona, en un acto de campaña para los comicios autonómicos.

Acto público del presidente de Vox, Santiago Abascal, con el vicepresidente de Castilla León, Juan García Gallardo, y la candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Macarena Olona, en un acto de campaña para los comicios autonómicos. / Rafael González (EP)

De los dos extremos de la cuerda que tanto nos esforzamos en tensar tiran el verbo inflamado de Vox y la amenaza anticonstitucional permanente de los socios del Gobierno, que el propio Gobierno se empeña en aceptar para mantener viva la legislatura. No es el mejor de los mundos, sin embargo hay que agradecerle a la evolución de los tiempos que el partido que sociológicamente relacionan con el franquismo haya sustituido los tanques por las denuncias de los colegios andaluces donde enseñan a los niños a masturbarse. Hay que admitir que en ese sentido la convivencia ha mejorado en este país, en tanto que el plan de la izquierda para devolvernos al pasado guerra civilista fracasa estrepitosamente como está demostrando la campaña electoral de la Bética.

La estrategia monclovita de vincular al partido de Abascal y de Macarena Olona con todos los males habidos y por haber se desinfla porque no resulta creíble acusar al adversario de extremismo cuando el que acusa lo alimenta en sus filas rodeándose de podemitas y separatistas. No puede ser, es de cajón, nadie salvo los que ya están convencidos compra este tipo de mercancía averiada, y pronto sabremos si ese supuesto 40 por ciento de indecisos andaluces picará ese anzuelo. El Gobierno no ha sido hasta ahora capaz de alumbrar otra estratagema que no sea la de la corrupción del rival, precisamente en una tierra contaminada por años de cleptocracia socialista como es Andalucía, o la eterna amenaza de la ultraderecha.

La política ha sido y es acción y reacción. Nada nuevo bajo el sol. Vox es un producto nacionalpopulista que se aferra a la idea de gobernar por inflamación -para comprobarlo basta oír a Olona- y de acusar al resto de traicionar la idea de España. Incluso lo que podría ser razonable de su discurso se pierde entre los decibelios de una intransigencia retórica insoportable. Es nacionalismo y como dice Emilio Lledó, un sabio, el nacionalismo es una máquina de cultivar ignorancia.