Opinión | 725 PALABRAS

De doña Macarena y otras cuitas

Macarena Olona en la Feria de Sevilla.

Macarena Olona en la Feria de Sevilla. / Juan A. Martín

Doña MOlona, políticamente mola poco, muy poco. Quizá ocurra que tras las autonómicas andaluzas mole aun menos, chi lo sa..., que diría Dante, il sommo poeta. La señora Olona confunde furcias con furcios y, claro, así le va en sus intervenciones palabreras durante las que, tiempo al tiempo, terminará expresando cómo detesta con inquina a las diputaciones por el pseudoinfijo «puta» que contienen, que podría haber venido para definirlas como voceras silentes de la profesión más antigua del mundo y, consecuentemente, para erigirlas en un pésimo ejemplo para las niñas y una mala influencia para los niños.

El bisbiseo ortopédicamente impostado de doña Macarena empaña el verbo y agita los oídos a base de turbaciones y más turbaciones, casualmente, justo mientras tendenciosa y embusteramente enjuicia el onanismo como un execrable vicio del ser humano, sobre el que no hay que instruir a los púberes. Para no exponerse al ridículo, bien le vendría a doña Macarena requerir los servicios de un psicoanalista que la ilustrara a propósito de lo que le ocurrió a ella entre los tres y los seis años, en la denominada Fase Fálica, en la que también tuvo lugar la relación de toma y daca que mantuvo con el Complejo de Elektra (Freud dixit).

Esputar, diputar, reputar, computar, amputar, imputar, disputar... ¿serán, acaso, verbos horrendos y horrísonos, nacidos en el mismísimo averno, hijos de Satanás, el Maligno? ¿Serán verbos paridos para atraer al débil humano a la oscuridad para convertirlo en un ser feo, putero, maleducado y repugnante? ¿Será pollazón una palabra tan perversa, como coñearse? ¿Sería, tal vez, conveniente desterrar el verbo penetrar del diccionario? ¿La explícita reciprocidad que contiene el verbo compenetrarse será mala? ¿Y enfermiza? ¿Y depravada...?

Más allá de doña Macarena hay lugares en los que también hay obcecación y ofuscación irracionales. Lamentablemente, doña Macarena no es la única obcecada en el onanismo como engañoso tema electoral. ¡Ojalá...! Es probable que justo ahora que usted, amable leyente, me lee, buena parte del ejercicio del voto esté ocurriendo. Miles de síes y noes a unas y otras formaciones políticas estarán siendo emitidos de acuerdo a la norma, con la que, como siempre, algunos de los extremos no estarán de acuerdo y andarán proyectando su ira política justo sobre la escuálida línea que los define.

El escenario político cada vez más es un universo de enemigos profesionales bien avenidos en el que la propia incompetencia individual de sus actores impide que la lid consista en demostrar ser el mejor y no en quitar de en medio al oponente. En política, el mejor oponente es el muerto o el que ha abandonado la política afectado por una incurable mudez. ¡Tú chitón, colega...! Los extremos políticos crecen y ensanchan en la medida en la que la lucidez política decrece. La política hace demasiado tiempo que se alumbra con quinqués con la pantalla oscurecida por la edad y por la falta de higiene política. Las sensibilidades políticas crecen exponencialmente hacia los extremos por razones identitarias inexistentes, que la mayoría de las veces obedecen a la descerebrada idea de que cada sensibilidad política exige un líder y que cada pastor necesita un rebaño. Tantos pastores como ovejas. Los mundos particulares son mundos liliputienses en los que para cocinar las ideas solo valen las cocinitas de Pinypong.

El universo de la política es un universo esférico en el que la circunnavegación política tiene sus meridanos 0º y 180º, que marcan los límites de las dos grandes sensibilidades, la izquierda y la derecha, que irremediablemente, se tocan en sus límites más extremos. Mera física. La izquierda que se desplaza a su izquierda termina fundiéndose con la derecha más extrema de la derecha, y viceversa. Tan así es lo que expreso, que cuentan de un individuo nacido varón que tanto y tanto insistió en su homosexualidad de pleno derecho, que terminó siendo lesbiano por su propia insistencia y esfuerzo. White and bottled!!, que dicen en Chamberí.

Para dar más cancha a la torpeza, quizá no sería una mala idea redefinir las sensibilidades políticas añadiéndoles las variables de arriba, abajo y todos sus derivados. Un poner, escenificando el escenario de una noticia:

–Se incorpora al espectro político una nueva formación de derechas de abajo, otra de extrema derecha de más abajo y una más de extrema izquierda de arriba, allá en todo lo alto.

¡Ay..., y uno dando pistas...!

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