Opinión | Contracrónica

Juanma Moreno contra Sánchez

Vox ha quedado algo difuminado en sus expectativas andaluzas pero Espinosa de los Monteros aseguró ayer que si alguien considera, después de subir dos escaños, que esa era una mala noche electoral para ellos, que se prepare para lo que puede venir. No se sabe si es una amenaza, un vaticinio o una excusa de mal perdedor, dado que la campaña de su partido era en plan de ganador. Detrás ríen Aitor Esteban y Rufián.

Vox ha quedado algo difuminado en sus expectativas andaluzas pero Espinosa de los Monteros aseguró ayer que si alguien considera, después de subir dos escaños, que esa era una mala noche electoral para ellos, que se prepare para lo que puede venir. No se sabe si es una amenaza, un vaticinio o una excusa de mal perdedor, dado que la campaña de su partido era en plan de ganador. Detrás ríen Aitor Esteban y Rufián. / EFE

Si yo mandara en el PP presentaría como candidato en las generales a Juanma Moreno. Pero si yo mandara en el PP sería Feijóo y entonces lo que querría es presentarme yo. Claro. O sea, no yo, El yo Feijóo, que tiene un yo muy grande y no se ha mudado a Madrid para nada. No veas tú ahora el trabajazo de hacer otra vez la mudanza para Galicia y empaquetar los muebles y los trajes, los dogmas, la ideología, la moderación, los trofeos escolares y el ribeiro. Y te vuelves a Galicia y qué dices. No vas a decir «ya estoy aquí» porque eso ya lo dijo Tarradellas. No vas a decir «he vuelto» porque eso es como de Lola Flores. Puedes decir «nunca me he ido» pero como sería verdad no pega mucho que lo diga el dirigente de un partido. Puedes decir: hola. Lo malo es que te respondan: caracola.

«Moreno sería el candidato ideal del PP para derrotar a Sánchez» es una afirmación que iría en concordancia y coherencia con lo que se está diciendo estos días de Moreno. Le llueven y con razón los elogios y ditirambos y alabanzas y parece tener, como los galos, la poción mágica para derrotar a los romanos pero también a los socialistas, a Vox, a las izquierdas, al ayusismo e incluso al cambio climático, la deforestación y los efectos de la pandemia. Moreno está de moda y en estado de gracia. Y más delgado. Ayer fue recibido en Génova, en la junta directiva nacional, en loor de multitudes. Mucha gente prefiere escribir olor de multitudes, pero como ya nos enseñara Lázaro Carreter, las multitudes huelen mal pero no por eso hay que cambiar el sentido de la frase, que una cosa es loar y otra oler.

Sánchez teme el efecto Moreno, dice un titular. Sánchez se prepara para contrarrestar el efecto Moreno, reza otro.

A ver si el PP va a tener delante de las narices la fórmula secreta del éxito y la va a dejar en Andalucía.

-Oiga, ¿pero usted está diciendo todo esto en serio?

Unamuno nos dejó dicho que siempre hay que ver «contra quién va ese elogio» y no descarten (si tienen cartas) que no pocas alabanzas hacia Moreno vayan también dirigidas a zaherir a Ayuso. O sea, a joderla, a menoscabarla. A ponerla en su sitio. En cualquier caso, en el PP hay dos estilos, tres si se añade el mañuequismo (hueco en un lado y en el otro lo mismo) y lo ideal sería que cupieran los tres. Es como si en una tienda no se pudieran vender ropas de diverso tipo. No sé si la comparación es buena pero es que estoy en Zara.

Otros muchos elogios van contra lo que supuso Pablo Casado y hay elogios de conveniencia, claro, y elogios sinceros. Ha logrado una gesta, no menor en una de sus derivadas: parar los pies a Vox, una formación cuyo problema no son los pies y sí algunas de sus ideas. El efecto Moreno será imitado y tendremos una época, si es que no es una era, en la que lo apto y electoralmente rentable sea la moderación y el carácter afable y la personalidad trasversal. Feijóo ya es un poco Moreno desde el mismo momento en el que ha hecho a Elías Bendodo su hombre de confianza. Bendodo ha sido el responsable de la campaña electoral y de la acción de la Junta. Ahora trabaja para Feijóo. Dime el secreto, le preguntará el gallego. Hay que ponerse moreno, Alberto, podría replicarle el malagueño.

Refundaciones Edmundo | EFE

Edmundo Bal, de Ciudadanos. / EFE

Refundaciones Edmundo

Bal aboga por una refundación de Ciudadanos, aunque dijo que no le gusta ese término. Claro, mola más resurrección. Los liberales (posible nombre) podrían cambiar su logo y color corporativo y a lo mejor hasta cambian de líderes e ideario y no dan tantos bandazos. Una pena que disminuyan las opciones. Examen final: las municipales.

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