Opinión | La libreta del duque de Chantada

Dylan Osetkowski, Fray Junípero Serra y la abuela alemana

Dylan Osetkowski jugará en el Unicaja.

Dylan Osetkowski jugará en el Unicaja. / Euroleague

En las próximas horas será oficial la llegada del pívot de San Diego a Málaga. Sin saberlo, el pequeño Dylan comenzó su conexión con nuestro país muy pequeño. Sus padres eligieron un instituto en San Juan Capistano en el Condado de Orange con raíces españolas, La Junípero Serra Catholic High School. Una escuela fundada en 2003 en homenaje al fraile franciscano español, nacido en Mallorca y Doctor en filosofía y teología que se trasladó a América, donde fundó nueve misiones españolas y presidió otras quince en la Alta California. Fue canonizado por el Papa Francisco en 2015 y es el único español que tiene una estatua en el Salón nacional de las estatuas en el Capitolio de Washington.

Eran los días en los que sus padres Ken y Sabina temían por la integridad física de sus hijos. La rivalidad con su hermano mayor Cory, que jugó al béisbol y al baloncesto para la Universidad de Columbia, en la canasta de la puerta del garaje era enorme. «Más de una vez esos entrenamientos se calentaron. Hubo batallas todo el tiempo. Era feo. Hubo veces que fue como la Tercera Guerra Mundial. Mi mayor temor era que jugaran un partido universitario uno contra otro. Yo no iría a ese partido, no quiero verlo, se pelearían». Una rivalidad que continuaba en casa con los videojuegos o con lo que fuera, sin embargo, como relataba su madre al NOLA, periódico de New Orleans: «Creo que es por eso por lo que ambos llegaron a la División I de la NCAA, por la forma en que compitieron entre sí».

Para su entrenador en la universidad de Tulane, Ed Conroy, «se divierte entrenando, es un gran compañero en el vestuario y como es tan competitivo en cuanto le pinchas un poco, sacas su mejor versión y algo más». Un carácter que le llevó al mundo de los tatuajes, algo a lo que su hermano no se atrevió ante lo estricto que era su padre, como recuerda el propio Dylan: «Me tomé tiempo para contárselo a mis padres. Primero se lo dije a mi madre, a mi padre tardé un poco más».

Dylan idolatraba a Kevin Durant, cuando estaba en primaria vestía con la camiseta 35 de los Longhorns de la megaestrella de la NBA, y después de 2 años en Tulane cumplió su sueño, aunque tuvo que pasar un año en blanco por la normativa universitaria, descartando a otros grandes equipos después de sus dos brillantes primeros años. A pesar de ello no fue elegido en el Draft y debido a sus orígenes decidió probar suerte en Alemania. Primero en Gottingen y después en Ulm, donde se enfrentaría a Unicaja en la Eurocup y se convertiría en uno de los mejores jugadores de la competición. En mayo de 2020 obtuvo la ciudadanía alemana. Su madre Sabina tiene ciudadanía estadounidense y alemana. «Mi abuela nació en Bremerhaven», la ciudad más grande de Alemania en las costas del mar del norte, uno de los puertos pesqueros más importantes de Europa, sede de unos grandes astilleros y de donde salen por mar la mayoría de los coches fabricados en Alemania. Puerto de entrada y también de salida, para miles alemanes del siglo XIX se convirtió en «la última ciudad antes de New York».

Osetkowski es un gran jugador al que sólo la errática utilización del juego interior del ASVEL la pasada Euroliga con la irrupción Wembanyama y que provocó algunos problemas con Kostas Antetokounmpo, al que no fueron ajenos Fall o el ex cajista Gist, le privó de brillar más y continuar su carrera en esa competición. En Málaga buscará otra temporada perfecta, como ya hizo en Ulm, que le permita crecer. Esperemos que sea con Unicaja.

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