Opinión | Artículos de broma

Sentado y callado

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, en el Congreso.

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, en el Congreso. / EP

En el comedor de casa todas las sillas eran iguales menos una, más ancha, con respaldo más alto y reposabrazos. En ella se sentaba mi padre. La mueblería patriarcal no cabe hoy en la república de tu casa. En el debate sobre el estado de la Nación, Alberto Núñez Feijóo ocupará el asiento de jefe de la oposición, aunque hablará Cuca Gamarra, secretaria general del PP y portavoz del grupo parlamentario desde Pablo Casado, que en paz veranee. Feijóo no puede hablar -no es diputado- pero estará en el sitio del que manda a los que se oponen al que hace que manda. Pertenecer a la cámara alta que no lo parece le da el privilegio de sentarse en ese escaño normal que parece más alto.

Cuando vea a Cuca Gamarra oponerse a Pedro Sánchez piense que está representando a Feijóo como las cantantes que interpretan temas masculinos. Cuando vea a Feijóo sentado y en silencio, no piense que es un hombre representando a una mujer, como en el teatro medieval, porque los estrategas del PP confían en que el nerudiano líder que cuando calla está como presente sea una «imagen potente». ¿Qué es una «imagen potente»?

Mi padre no hablaba durante la comida: masticaba y rumiaba pensamientos y noticias de Radio Nacional a un tiempo. Intento recordar una imagen potente, pero la fuerza estaba en la conversación del resto de la familia contra la radio. Sentados y callados nos querían a los niños.

Feijóo se sentará en el escaño del líder de la oposición cuando las encuestas le sitúan, hace dos semanas, en el escaño azul del presidente del gobierno. Estas encuestas están hechas bajo la amazónica sonrisa de las elecciones andaluzas, en las que Feijóo estuvo, sin molestar a Juanma Moreno Bonilla, como hará ahora con Gamarra. Aunque Feijóo dice poco en lo casi nada que habla es más centrista cuando está callado. El centro, desde Adolfo Suárez, exige decir poco y sonreír bien, sobre todo cuando vienen mal dadas. Pedro Sánchez, a quien tanto le gusta sentarse en la silla de mi padre, parecerá de centro cuando hable menos y aprenda a sonreír en la adversidad.

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