Opinión | Inventario de perplejidades

Yolanda y la izquierda de la izquierda

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. / EFE

Una abogada laboralista ferrolana, de una familia de tradición obrera, ha lanzado una nueva iniciativa política para ocupar el espacio electoral de una izquierda a la izquierda del PSOE. Un territorio, por cierto, muy frecuentado estos últimos años. Sobre todo a partir de que Carrillo, disconforme con la disolución del Partido Comunista en Izquierda Unida, se marchó para fundar el Partido del Trabajo.

Yo estaba presente en una conferencia celebrada en un salón del Hotel Almirante en Ferrol cuando uno de los asistentes le hizo esta pregunta: «Don Santiago, ¿por qué no entra usted en Izquierda Unida?» El veterano dirigente se tomó un tiempo y luego, con aquella voz profunda que lo caracterizaba, contestó: «No, porque entrar en Izquierda Unida es tanto como entrar en el PSOE».

Estaban presentes algunos dirigentes históricos de la lucha obrera ferrolana, como Rafael Pillado, pero nadie se extrañó. Le dije a mi hermano Jaime, médico con destino en la ciudad departamental, que en mi opinión el primero que iba a entrar en el partido fundado por el ferrolano Pablo Iglesias sería Carrillo, pero les pareció una excentricidad.

Con esos antecedentes, describir lo que sea la izquierda de la izquierda del PSOE es una tarea complicada, incluso para un eficiente perito agrimensor. Y más todavía si nos movemos en la niebla espesa de las disputas ideológicas a las que tan aficionados son los izquierdistas a la gauche electoral de la entidad que refundó otro abogado laboralista, el sevillano Felipe González. En el periodo histórico que nos toca vivir, son los abogados del Estado en excedencia (Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal, José Luis Martínez-Almeida, Edmundo Bal Francés, Javier Fernández-Lasquetty etc, etc) los que mandan en la política, junto con los abogados laboralistas que parecen disponer de especial habilidad para manejar el cotarro.

De la señora Yolanda Díaz no tengo más conocimiento que el que nos proporcionan los medios de comunicación. Supe por ellos, que había sido elegida por Pablo Iglesias para ser ministra del Gobierno de coalición y después heredera del propio Iglesias antes de que este se cortara la coleta y se dedicase a su verdadera vocación de ser tertuliano. Su principal logro fue mejorar algunos aspectos de la Reforma Laboral que nos había legado Rajoy e impulsar otros avances en la misma materia. En la pantalla de la televisión mantiene un aspecto simpático y moderado, cambia de peinado y de ropa varias veces al día (al menos así lo percibimos los televidentes) y en la presentación de su plataforma a la izquierda de la izquierda del PSOE no quiso estar rodeada de caras conocidas. Se supone que, para no dar pistas sobre orientaciones posibles. Mantener un programa político sin enseñar la patita no puede durar demasiado.

Le he oído decir a un podemita importante que el proyecto de Yolanda supone el entierro definitivo de Podemos y el lanzamiento al estrellato de otra entidad que recobre el espíritu del 15M. ¡Ojo al parche! Recobrar espíritus de lo que sea puede terminar en una fantasmada. Recuérdese aquel «espíritu del 12 de febrero» de Arias Navarro en vísperas de iniciarse la Transición. Claro que aquello era ocupar la derecha de la derecha. Le deseo a Yolanda el mayor de los éxitos.

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