Opinión | MÁLAGA DE UN VISTAZO

Mi Feria

Pandas de verdiales y charangas: el ritmo de la Feria del Centro.

Pandas de verdiales y charangas: el ritmo de la Feria del Centro. / Gregorio Marrero

Sus ojos parecen un espectáculo pirotécnico, con su color azul hasta el cielo, con sus brillos y destellos, inaugura una mirada de feria que promete no terminar en agosto. Me hace latir el corazón como un pregonero entregado cuando me mira celebrando lo que se viene, lo que me trae. Camina con un estilo de flores que no marchita ni un día, y su pelo rubio al viento vuelve dinámica la belleza permanente y natural de su rostro inmaculado, como las calles engalanadas embellecen las calles más bonitas, de su mano, a su lado, todo se vuelve festivo, lo bueno es mejor, y lo grave no tan malo. Su alma susurra verdiales que baila la mía y se agita el folclore de querernos en los compases de la orquestina. A media tarde te descorcha un beso que endulza las horas más amargas y sus labios rosa Cartojal me tintan la sangre de alegría viva. Ella es mi feria de día, mi recinto ferial bajo la luna llena que nos vacía.

Tiene una caseta en cada rincón de mi memoria, y me sirve recuerdos que alimentan la ilusión de aprender cosas nuevas, de repetir lo aprendido. Suena de pronto la música de tantos momentos juntos que poco a poco compone la banda sonora de toda una vida, que bailamos entre copas mientras cabalgan las horas en su trote contenido. Ella es mi tradición, mi fiesta cada año, mi parque de atracciones, mi entrada.

Yo soy un turista en su alma, visitante de sus instalaciones, residente en su corazón. Me gusta la feria, todos los años, todos sus días, porque nunca es igual y siempre es la misma.

Su boca es la música.

Sus labios rosas y sus besos de Cartojal te endulzan la tarde a sorbitos.

Su cuerpo es un parque de atracciones que enciende todas las luces de noche.

Casetas, recinto ferial, de día, de noche, Plaza de las Flores, Pandas de verdiales, folclore.

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