Opinión | La señal

Vicente Almenara

Los pájaros disparan a las escopetas

Salman mueve los ojos desde la cama del hospital. «¿Cómo puede alguien atreverse a juzgar la fe de un hombre y acusarlo de apostasía cuando sólo Dios es capaz de ver a través de nuestra alma?». Esta reflexión la hacía por escrito el egipcio Naguib Mahfuz, único Premio Nobel en literatura árabe, en su obra Miramar. Él, como Salman Rushdie, sufrió otras puñaladas. Fue el 14 de octubre de 1994, cuando se dirigía a la tertulia que mantenía todas las semanas con sus amigos en el centro de El Cairo. Otro integrista se le acercó y le apuñaló en el cuello. Algunos, para que no les llamen no sé qué, no dirán alto los adjetivos que llevan pegados en su frente estos malnacidos. Ni en este caso ni en otros muy distintos. Así conservarán la vida, la fama y la hacienda. Fernando Grande-Marlasca, sin k, lo sabe, por eso detiene a los desokupas, no a los okupas. Los pájaros disparan a las escopetas. Si los okupas están protegidos por la ley y los guardias salvo excepciones, los desokupas en ningún caso. Y ese es el garantismo del Estado de derecho español, se subordina el derecho de propiedad al derecho a que yo elija una vivienda ajena a okupar, ¿pasa algo? Otros apuntan que no hay Estado, pero se equivocan. Claro que lo hay, pero para vaciarte el bolsillo y que te calles, que para esto también se necesita Estado. Otra cosa es que la ficción del contrato social ya hace mucho tiempo que ni se cita, ¿pero alguna vez existió? Inane debate.

El otro gran asunto a llevar a la calle y a la puerta de los leones es el de la legítima defensa. Cuando entran en tu casa en la noche a robarte, por ejemplo, entonces como mates al caco vas a la cárcel derechito, como el anciano de Ciudad Real, José Lomas, librero. Ahora bien, todas las calamidades suceden porque con un gobierno de derechas como este no se puede esperar otra cosa.

Nada que ver lo anterior con los incel, los célibes involuntarios, que dicen que se están organizando, bueno, ¿y qué? Yo propongo que se incorporen a alguna escena de una nueva Blade Runner, aquella peli neo-noir, de ciencia ficción, dirigida por Villeneuve en la que, nada menos, que Ridley Scott fue el productor ejecutivo. En el almuerzo, un amigo periodista me propone que Quim Torra -sí, el que decía que el español era la lengua de las bestias- tuviera también un papel destacado y de terror en esa nueva adaptación, también escrita por Fancher y Webb, entonces el éxito estaría asegurado. Pero no hay dinero para pelis que no sean de progres. Por eso, los contrarían se organizan con otros medios, aunque les apostillen fakeros. Pero la charla se anima, interviene un auditor de cuentas -que es el que nos ha traído a este garito- y quiere a Isabel Celáa en la cinta, entonces hay que parar inmediatamente porque esto se desmadra con nuevos nombres de la comedia nacional. Por ejemplo, el de Manolo Chaves, al que no conoció Berlanga. El caso es que la vieja guardia socialista acude en socorro de Griñán, que no se llevó nada, pero es que le juzgaban por otros delitos. Luis Escobar, Mónica Randall, José Sazatornil, José Luis López Vázquez, Agustín González, Amparo Soler Leal.. ¿cómo van a competir en el casting con esta tropa? Pero el indulto está hecho. No sé cómo les sentará a los presos que cumplen sus penas. En la transición incendiaron las prisiones con la COPEL, los internos en los tejados, los antidisturbios corriendo por los patios… Es lo que le faltaría al Gobierno, porque tiene de todo, veremos en mayo si tiene lo que hay que tener. Ahora, el presidente anda de gira musical por Hispanoamérica, estará tomando nota de la extrema izquierda gobernante. Monedero sabe de eso. De ahí que José Eugenio Camisón, el dueño del asador Guadalmina, ponga una foto de Pedro Sánchez en los urinarios del establecimiento, ya habíamos visto otra de Zapatero vestido con traje de rayas en las botellas de vino, es lo que nos queda, reírnos, si acaso.

Dante Alighieri, Infierno, Canto I, lo empezó a ver así:

A mitad del camino de la vida,

en una selva oscura me encontraba

porque mi ruta había extraviado.

¡Cuán dura cosa es decir cuál era

esta salvaje selva, áspera y fuerte

que me vuelve el temor al pensamiento!

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