El Rey y la justicia

Hoy, a las 12, el rey presidirá como cada año la apertura del Año Judicial. Estos días pasados, toda la prensa se ha hecho eco de la situación insostenible de poder judicial en España, cuyo órgano de gobierno ha caducado hace tres años y medio y no ha sido renovado porque el PP se niega a prescindir de la mayoría conservadora que dejó establecida en tiempos de Rajoy, ya que precisa de la benevolencia de los jueces para afrontar con más posibilidades de éxito su calvario judicial, aún inacabado, relativo a sus múltiples y escandalosas corruptelas.

Mañana, el pleno del CGPJ se reunirá para designar a sus dos representantes en el Tribunal Constitucional, pero hay indicios claros de que el sector conservador, claramente mayoritario, bloqueará tal designación. En definitiva, tanto el CGPJ como el TC mantendrán, si alguien no lo remedia, una composición sesgada, que violenta el espíritu constitucional y que desacredita a las instituciones: al poder judicial, al parlamento y a los partidos políticos.

Ante este estado de cosas, que degradan la democracia, el Rey no puede limitarse a pronunciar hoy unas palabras de cortesía. No tiene facultades de liderazgo político pero sí la obligación de señalar los incumplimientos flagrantes de la Carta Magna y de llamar la atención a quienes se oponen a las alternancias políticas en los órganos constitucionales. Es lo que se llama arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones.

Suscríbete para seguir leyendo