Opinión | Tribuna

Álex Salmon

La fiscalidad selectiva

Ximo Puig

Ximo Puig / EP

La decisión del presidente valenciano, Ximo Puig, de bajar los impuestos a ciudadanos con rentas de hasta 60.000 euros anuales demuestra que pasamos por una moda autonómica de menor presión fiscal. Ya no es solo una cuestión del PP. También el PSOE quiere jugar esta baza electoral. Al menos el de Valencia. ¿Qué está ocurriendo? Pues que, aunque muchas familias puedan estar sufriendo un descenso en su poder adquisitivo (todo sube, hipoteca, gasolina, el super) la recaudación de las autonomías se incrementa. Los datos de junio son concretos y recurrentes. Una subida del 10,7% de la recaudación de las comunidades que ha supuesto 3.525 millones más para las cuentas autonómicas.

Estas alzas, a modo de ejemplo, conllevan 302 millones para Andalucía o 623 millones para Cataluña de más. Incrementos del 8,1% y 8,5%, respectivamente. La primera en hacer ostentación de estas rebajas fiscales fue Madrid, después Andalucía, también Galicia, y hace poco Murcia. No parece que haya mejor estrategia electoral que bajar impuestos. Y así lo ha debido ver el presidente valenciano que ha roto la idea de que solo los del PP bajan impuestos. No parece probable que esta moda llegue a Catalunya.

Es el toque del denominado ‘hecho diferencial’. Aunque el conseller de Economía, Jaume Giro, pudiera proponerlo porque estaría más en su línea argumentativa, el escenario en que se mueve lo desaconseja. Así que mejor un plan anticrisis valorado en 300 millones de euros, y que afectará directamente a todo tipo de familias, sobre todo las más vulnerables. Lo cierto es que los modelos son bien distintos.

Sin entrar en disquisiciones sobre qué acción es más útil, no parece una rutina positiva esta continua y combativa competencia entre comunidades, con algo tan delicado y difícil de mesurar como son los impuestos autonómicos.

Es cierto que cada uno cuadra sus cuentas según le concede la ley de financiación, sea de forma justa o injusta. Va por barrios e interpretaciones. Pero guerrear por guerrear emborrona el guion general.

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