Opinión | Tribuna

Tiene que llover

Un ciudadano con un paraguas camina por las calles.

Un ciudadano con un paraguas camina por las calles. / Reuters

Era una tarde mustia de noviembre de los años ochenta. El insigne y onomatopéyico Chicharro Chamorro nos ofrecía una magistral clase de Crítica Literaria en la Facultad de Letras de Granada. Estábamos soportando una pertinaz sequía durante meses y meses, parecían años, que nos resecaba hasta la garganta. Aquella obra fundamental del simpar Roland Barthes, que desmenuzaba el profesor, se interrumpió porque una intensa llovizna empezó a empapar los ventanales de aquella inmensa e interminable aula. Llovía tras los cristales. Aunque durante aquel mágico momento no rememorase el tierno poema de Antonio Machado, pude percibir la sonora exclamación de todos los estudiantes que rayaba en el éxtasis, incluso el ilustre onomatopéyico de Baeza se dejó seducir por el embeleso que produce el murmullo de la lluvia, dejando los avatares de los términos novelísticos en suspenso.

Casi todos tenemos un momento extraordinario que rememora el instante en que Zeus se despereza de su árido sueño, o la Virgen de la Cueva, me da igual. En Málaga hace tiempo que no cae gota, bueno, sí que cayeron una serie de gotas impertinentes hace unas semanas que no servían para nada, excepto para ensuciar los coches y las calles. Cuando vemos las noticias presenciamos las catastróficas inundaciones que asolan gran parte de nuestro territorio nacional. Tampoco es eso, pero qué mal repartido está el mundo. Nunca llueve a gusto de todos. Podría distribuirse mejor la lluvia, porque ya vemos que es casi imposible que se reparta equitativamente la riqueza. Esa riqueza que los de arriba no desean repartir con los vagos -y con razón-; por otro lado, los currantes de abajo observan ofendidos -y con razón- a esos ricos que no dan palo al agua y nadan en la abundancia.

Los indios americanos danzaban y tocaban los tambores para atraer la lluvia, algunos se preguntan si el cambio climático también circulaba por aquellas añejas películas del Oeste, o acaso es una invención progre, por mucho que los científicos de todo el mundo lo certifiquen. Hasta la lluvia terminará siendo ideologizada, ¡qué hartura!

A la cabeza me viene las canción de Albert Hammond ‘Never Rains in Southern California’. Pablo López debería realizar una impactante versión donde sustituyera California por Málaga, como la de su tocayo Pablo Guerrero: «Tiene que llover a cántaros». También recordaremos aquella magnífica canción de Matt Monro, ‘Gotas de lluvia que al caer’: Raindrops Keep Falling. Gigliola Cinquetti lo intentó en Eurovisión con ‘La lluvia’. También podemos recordar al inefable y morboso Gene Kelly singing in the rain o a la irrepetible Rocío Dúrcal maullando y cantando bajo la lluvia, «Tú te vas y yo me quedo aquí»: nos decía en una de las canciones más preciosas del siglo pasado. No hace mucho probó suerte Ruth Gabriel muy gráficamente. Podemos seguir citando y no acabar: Juan Luis Guerra, Joaquín Sabina, Prince, The Beatles, Rolling Stones, Bod Dylan…

¡Qué tendrá este elemento acuoso que inspira a tantos artistas, pintores, escritores o compositores!

Es necesario, urge, que llueva y que llueva.

Tiene que llover, no solo para empapar y reverdecer los campos y los páramos que se agostan, no solo para llenar los pantanos que menguan cada minuto o para limpiar la atmósfera y oxigenar a los tristes pájaros que se asfixian. También tiene que llover para enjuagar y purificar esas conciencias enfermas de sangre y poder que van aniquilando a sus hermanos y compatriotas.

Ha de llover para que se purifiquen nuestras almas y el agua limpie todos esos retazos de soberbia, de odio y de rencor que anidan en nuestros corazones, ese rencor que nos transforma en deleznables personas. Tiene que llover para que el mundo vuelva a renacer y construyamos un futuro mejor, muy lejos de las maledicencias, la inquina y la maldad.

Ojalá, cuando vea la luz este articulillo, se aproximen las lluvias con aires de esperanza y cantemos unidos alguna de esas canciones que nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas.

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