Opinión

La Sociedad Filarmónica inicia con la Galamian

Málaga. 01-10-2022. María Cristina.

  • Solistas: A. M. Nilsen, violín y Øyvind Gimse, cello.
  • Dirección: Øyvind Gimse.
  • Programa: Suite Holberg, Op. 40, de E. Grieg; Doble concierto para violín y cello en Si bemol mayor RV 547, de A. Vivaldi y Sinfonía de cámara en Do menor, Op. 110a, de D. Shostakovich.

La agenda musical para el fin de semana reservaba un punto de interés con el inicio de la temporada de conciertos de la Sociedad Filarmónica de Málaga y que tiene en la Sala de Conciertos María Cristina su centro neurálgico. La centenaria institución regresa a la oferta musical con una nueva programación donde la pluralidad de las propuestas y la música de cámara tienen especial atención por parte de la institución cuyo presidente Pablo Lamothe no quiso dejar escapar la ocasión para esbozar los programas que de aquí hasta final de diciembre se irán sucediendo. Lamote tampoco olvidó la figura de Carlos de Mesa aprovechando para este primer programa a la figura humana y profesional del que fuera primer gerente de la OFM y del Teatro Cervantes.

El proyecto musical que abanderan A. M. Nilsen y Jesús Reina serían los encargados de inaugurar los encuentros musicales de la SFM con tres páginas que, si bien equidistantes, están enlazadas por la orquesta de cámara como hilo conductor. Tres perspectivas para tres fotos fijas del arco temporal que iba desde el barroco veneciano de A. Vivaldi, pasando por el romanticismo del noruego E. Grieg y concluir con las confesiones de D. Shostakovich en el contexto poliédrico de la música de la centuria pasada.

Inspirada en las suites de danza barrocas, la Suite Holberg se articula en cinco capítulos de los que el primero sirve de introducción o pórtico a las cuatro danzas retratadas por Grieg. Partitura en la que los equilibrios se alcanzan gracias al irresistible caudal melódico y especialmente su cuidada orquestación. La lectura de la Academia Galamian estuvo determinada por el contínuo empaste de las cuerdas, la complicidad del violín de Ana Nilsen y el prodigioso cello de Øyvind Gimse que simultaneó dirección y papel solista. Destacar el andante del Air, página inspirada que resume el cuidado de los acentos, dinámica y emisión de la versión ofrecida.

De la distante Noruega el programa viró a la Venecia de A Vivaldi y su doble concierto para Violín y violonchelo RV547. Combinación instrumental frecuentemente utilizada por el prete rosso donde nuevamente aflora su sentido virtuosístico como así quedó plasmado en la lectura de los tres tiempos que organizan este concierto con especial cuidado de las cuerdas graves al que Vivaldi dedica una especial atención. Nielsen y Gimse mantendrían un diálogo constante en la apertura para continuar con un andante cercano a la ensoñación antes de abordar el cierre con el brillo, color y agilidad al más puro estilo venecino.

Cerraba el programa propuesto por la Academia Galamian con una página de D. Shostakovich orquestada para orquesta de cuerdas por su discípulo R. Barshai del cuarteto de cuerdas número 8 del compositor ruso, en el que se descubre una doble perspectiva por un lado, la denuncia del totalitarismo pero también, la propia angustia del compositor en constante amenaza de las autoridades soviéticas en la que no faltan las autocitas en incluso el conocido tema presente en su catálogo DSCH. Articulada en cinco movimientos enlazados, la interpretación ofrecida por la Academia Galamian se distinguió por los contínuos diálogos entre violín y cello solista que contó también con la decisiva colaboración de la viola de David Campos, otro de los atriles claves de este concierto inaugural. Destacar la tensión acumulada desde el primer capítulo a la fuga del último movimiento que poco a poco se desdibuja en el silencio y que ejemplifica la angustia, la brutalidad de la guerra y falta de libertad denunciada por el compositor de una partitura que no ha perdido vigencia.

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