Opinión | La Bodeguilla

El PP de Málaga endulza su pasado

Los populares quieren estar en paz con los tiempos pretéritos y por eso le ofrecen guiños en la ejecutiva a De la Torre, Atencia, Ramírez o Vázquez Alfarache

Patricia Navarro y Elías Bendodo escenifican el trasvase de poder en una reunión celebrada este fin de semana en la sede del PP de Málaga.

Patricia Navarro y Elías Bendodo escenifican el trasvase de poder en una reunión celebrada este fin de semana en la sede del PP de Málaga. / L. O.

Los parroquianos de La Bodeguilla hacen un hueco sobre la barra para intentar desplegar el puñado de folios en el que aparecen los ‘tropecientos’ inquilinos de la primera ejecutiva provincial que capitaneará Patricia Navarro en el PP de Málaga. Como suele suceder con estos aparatos orgánicos sobredimensionados, el reparto del poder invita a leer entre líneas. Al mismo tiempo, el organigrama es rellenado con gestos y contenidos simbólicos, que van más allá del sentido práctico y se orientan a la retransmisión de mensajes muy evidentes.

En vísperas de las elecciones municipales y tras aquellos resultados del 19J ante los que todavía se frotan los ojos sus dirigentes, el PP de Málaga se ha visto frente a una generosa oportunidad que requiere de una legión unida. Fiel a esa costumbre de la organización a lavar los trapos sucios internos en la tintorería privada y no airearlos, pese a que el choque de trenes entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso rompió esa imagen idílica, los populares malagueños han hecho un esfuerzo para iniciar esta nueva etapa en paz. En paz con el optimista presente. Y en paz con el convulso pasado, que ahora ha sido endulzado para expulsar de las mieles del éxito al más mínimo toque amargo.

Precisamente, en los guiños que insisten en esta reconciliación con el background pretérito se enmarcan detalles como el del reconocimiento orgánico que conlleva entregarle una de las dos vicepresidencias al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, convertido de un tiempo a esta parte en un icono tan rentable para el partido que, incluso, trasciende las fronteras de la política capitalina.

Esta porción en el escalafón se la cede la regidora torremolinense Margarita del Cid, todopoderosa en la sombra en la formación malagueña, para pasar a presidir un Consejo de Alcaldes que, si no hubiera comicios locales a la vuelta de la esquina, se antojaría como un ente decorativo. De algún modo, este movimiento la recuerda como la poseedora de una de las alcaldías estelares y, a su vez, la entrega a un contraste que sitúa como secretario de este órgano al alcalde de Comares, Manuel Robles, quien tuvo que ser contentado con una ‘parcelita’ en la ejecutiva tras su pataleta díscola para optar a la presidencia provincial.

El maquillaje de la no siempre apacible historia del PP de Málaga atraviesa, igualmente, la insistencia en la figura de Joaquín Ramírez como presidente de honor o la proyección de un comité de expertos integrado por Manuel Atencia, Luis Vázquez Alfarache y Luis Merino Bayona. Este sanedrín de veteranos es comentado en La Bodeguilla por ‘Paco el patriota’ y no tarda en provocar la intervención con guasa socialista de ‘El pensador’: «Le pago dos cervezas seguidas a quién sea capaz de explicarme para qué sirven realmente estos inventos».

Además, este ‘susanista’ se pregunta qué estarían hablando Cuca Gamarra y Elías Bendodo mientras calentaban para la clausura del congreso haciendo ‘running’ por un paseo marítimo marbellí. Y, entonces, ‘Juan el rojo’ se encomienda a la publicidad. A ‘la reina del mundo’, según la renombró en su literatura Ramón Gómez de la Serna: «Por cierto, Bendodo llevaba una camiseta alusiva a Istán, un bellísimo pueblo de la Sierra de las Nieves que tiene un magnífico alcalde de Izquierda Unida, a ver si me traigo un día a José Miguel Marín a La Bodeguilla».

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