Opinión | TRIBUNA

Francisco Palma UsagreJavier Fernández López

Podemos y el Rey

Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos.

Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos. / EFE

La fecha del 9 de octubre quedará marcada en rojo para siempre en el conjunto del movimiento asociativo. Pero la repercusión del Día Nacional del Tercer Sector de Acción Social acordaba por el Gobierno central tras la propuesta de la Plataforma del Tercer Sector va mucho más allá, por lo que tiene de reconocimiento hacia el trabajo y esfuerzo de las entidades sociales para lograr una verdadera inclusión y al impacto positivo de su acción entre la ciudadanía, que llega a resultar verdaderamente fundamental si nos ceñimos solo a las personas que atraviesan una situación de vulnerabilidad.

Podemos y el Rey

Podemos y el Rey / Francisco Palma UsagreJavier Fernández López

El acuerdo reconoce al Tercer Sector su capacidad de promoción de la participación ciudadana, que contribuye a «incrementar la calidad democrática de la sociedad española»; su labor complementaria a los servicios sociales, para la «provisión del bienestar de la ciudadanía y, especialmente, de aquellas personas en situación de necesidad»; y subraya como la colaboración entre las administraciones públicas y el Tercer Sector «se ha convertido en un pilar fundamental a la hora de atenuar el impacto que las sucesivas crisis (financiera global de 2008, coronavirus, guerra de Ucrania) tienen sobre la población general y, especialmente, sobre los sectores más desfavorecidos».

Haciendo míos todos estos argumentos, creo necesario remarcar cómo la labor de las entidades sustentada en su compromiso social con las distintas causas, la entrega de sus profesionales y, por supuesto, del voluntariado, llega a cotas dónde no alcanza ninguna administración, encorsetadas por una excesiva burocratización de sus procesos que, en muchos casos de conflicto, no es capaz de dirimir que estamos tratando con personas y de cómo proporcionales un mínimo de dignidad.

La capacidad del Tercer Sector para coordinar una respuesta rápida que palíe la emergencia humanitaria que provocan las guerras y las crisis es evidente, pero aquí me gustaría poner el foco en otras muchas situaciones que casi pasan desapercibidas en nuestro día a día y donde el papel de las entidades sociales y las personas que las conforman resulta fundamental: Nuestros mayores que descubren una voz amiga para combatir su soledad, jóvenes encerrados en sí mismos que logran un apoyo para construir su propio camino o reconocer su propia identidad, personas que padecen una adicción y hallan una mano a la que agarrarse, familias con todo tipo de necesidades que encuentran una red de apoyo, menores hospitalizados a los que por momentos se saca una sonrisa, personas desempleadas que consiguen el acompañamiento que necesitan para lograr una oportunidad y un largo etcétera. El Tercer Sector de Acción Social no es algo lejano a nuestra realidad ni está solo para atender a unos cuantos, está a nuestro lado para proponer soluciones a un sinfín de problemáticas que nos afectan a todos y a todas, sin tener en cuenta nuestra posición social o económica.

Quiero finalizar con algunos pequeños-grandes éxitos que se suceden cada día en entidades como la Asociación Arrabal-AID en la que me encuentro. La satisfacción de Ana, que encontró su primer empleo y obtuvo la Secundaria gracias al acompañamiento prestado desde el Programa Incorpora de Fundación la Caixa; la motivación de Gabriel, que no se dejó vencer por su situación de calle y pudo normalizar su vida en ‘Puente hacia el Empleo’; la fuerza de Sandra por sobreponerse a una relación de violencia machista con las herramientas que le proporcionó ‘Aires de Cambio’, la ilusión de Luis, que pudo dar forma a su proyecto emprendedor con la ayuda del equipo de ‘El Viaje de Tu Vida’ de Fundación Incyde o el alivio de la familia de Nico, que descubrió en CaixaProinfancia cómo tratar sus especiales necesidades educativas. Por ellos y ellas, por todas y todos, la fecha del 9 de octubre en que se promulgaba la Ley estatal del Tercer Sector de Acción Social no puede pasar ya inadvertida para nadie y se convertirá con el paso de los años en la gran fiesta de la inclusión y la defensa de los derechos sociales aunque todavía hoy, como la mayor parte del trabajo de las entidades sociales, la celebración de esta efeméride pase un tanto desapercibida, reflejo de una labor tan callada como eficaz.

Técnico de Comunicación en la Asociación Arrabal-AID

Acabamos de ver, ha sido casi imposible no hacerlo, el funeral de la que fue reina de la Gran Bretaña. Y dentro de los muchos debates habidos hay uno que es inevitable: ¿monarquía o república? Para ilustrar lo que un determinado partido español, Podemos, opina sobre el tema, me voy a retrotraer a dos hechos relativamente próximos y que tienen que ver con este tema.

El domingo 7 de agosto tomó posesión el nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, y unos días después, en una localidad del estado de Nueva York, el viernes 12 de ese mismo mes, el escritor Salman Rushdie fue objeto de un intento de asesinato.

En la ceremonia de la toma de posesión del presidente colombiano hubo una serie de actos programados, conocidos previamente por las autoridades presentes, y algún otro más o menos improvisado, que sorprendió a algunos asistentes. Por parte de España la autoridad que nos representó fue la máxima, el Rey, que de acuerdo con la constitución desempeñó el papel de símbolo del conjunto. El Jefe del Estado no puede, en un acto solemne como este, hacer lo que le parezca, tiene que cumplir estrictamente con lo que está previsto. Y cuando se pone de pie o cuando saluda, no lo hace el ciudadano Borbón, lo hace un símbolo de España. El que Gustavo Petro quisiese incorporar a la ceremonia la espada de Simón Bolívar es algo que nos puede gustar o no, pero no estaba previsto, y las autoridades presentes no tenían que saludar a su paso ya que no es un símbolo de Colombia.

La localidad de Chautauqua está en el estado de Nueva York y allí un joven, Hadi Matar, de 24 años, armado con un cuchillo atacó al escritor Salman Rushdie en el cuello, cara y pecho, causándole heridas de mucha gravedad. Serán los investigadores quienes determinen las causas del ataque, pero no es muy aventurado pensar que la fetua dictada por el ayatolá Jomeini en 1989 está en el origen de este ataque. La obra Versos satánicos, de 1988, fue considerada blasfema por las autoridades iraníes que decretaron la muerte del autor y una recompensa inicial, aumentada con los años, de tres millones de dólares, fue prometida a quien lo asesinase.

Estos dos hechos, ocurridos en América, no tienen relación directa alguna. Sí la hay en la reacción de Podemos. Y de eso es de lo que quisiera sacar alguna conclusión. ¿Qué está ocurriendo en lo que fue una ilusionante promesa para millones de españoles?

Podemos, y su entorno, Comunes y demás, nació en el 15-M. En las elecciones al parlamento europeo del año 2014 obtuvieron un resultado esperanzador. Poco después comenzaron a transformar lo que era una idea en todo un proyecto político, con capacidad para presentarse a elecciones en toda España y en tener líderes muy bien valorados a nivel nacional. Desde 2020 están en el gobierno presidido por Pedro Sánchez y una persona de ese grupo, antes Pablo Iglesias, ahora Yolanda Díaz, con el rango de vicepresidente. Han alcanzado posiciones muy notables en la política española. El domingo de la toma de posesión del presidente colombiano salieron en tromba a criticar la actitud del rey.

Es evidente que no fue una reacción espontánea, de una o dos personas, fueron varias y de relieve, lo que indica que hay instrucciones de hacerlo así. Dejando a un lado el exabrupto de quien echaba de menos la guillotina en nuestro pasado, lo cierto es que a algunos, entre los que me encuentro, nos causó estupor el ataque al rey. ¿Qué pretenden? ¿Creen que criticar al rey les da votos? ¿Hay en España hoy más republicanos? Yo creo que no, los votos se ganan en otros espacios. Y si es así y lo saben, ¿a quién atacan? Los actos del rey están siempre refrendados, y la presencia de un ministro en todos ellos es reflejo de la obligación del gobierno de hacerlo. Y ellos forman parte del gobierno. ¿Entonces? Como la política exterior es responsabilidad del presidente creen que atacando al rey atacan al PSOE. ¿Tiene eso algún sentido? ¿Atacando a su socio de gobierno ganan algo? Todos los libros de Ciencia Política y los análisis electorales enseñan que no. Y lo saben, hay quien tiene estudios en Podemos. Las recientes elecciones en Andalucía les han demostrado que atacar a los socialistas y presentarse divididos solo lleva a la ruina. Pero actúan como si no lo supieran.

¿Y lo de Irán? Las relaciones de ese grupo con este país, república islámica, son evidentes, con canales de televisión financiados en ese origen. ¿Ello les obliga a no condenar el ataque asesino a Salman Rushdie? Su silencio ha sido clamoroso. Una república teocrática, ¿les parece preferible a una monarquía parlamentaria? Y del asesinato en una comisaría iraní de Mahsa Amini escribiré otro día.

Militar. Profesor universitario. Escritor