Opinión | En corto

Leonor define sus importancias

De los tres grandes discursos en los Premios Princesa de Asturias, es decir, el de Adam Michnik, el del Rey y el de la Princesa, me quedo con éste sin dudarlo. Primero, porque mediante una breve pieza, que entraba en la mente con un tableteo amable y atractivo, ha definido un completo ideario, construido a través de los premiados. Lo segundo por hacer un uso excepcionalmente eficaz del modo retórico de la anáfora, con su «me importa» (bien distribuido para no repetir la cadencia, además). Lo tercero por sus destinatarios, los jóvenes, erigiéndose en portavoz de aquellos a los que les importan de verdad las cosas y haciendo una llamada subliminal a que les importen a todos. Lo cuarto y definitivo por el tono, firme y determinado pero mostrando en cada inflexión y en cada vacilación del timbre las propias de la adolescencia en que se encuentra. Un regalo inesperado.

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