El Jugador Número 13

Relatividad

Juan Carlos Bonilla

Juan Carlos Bonilla

Realmente, no sé si con media docena de encuentros en la Liga ACB es bastante para ver cómo va a ir el equipo, la verdad es que no, se puede concentrar parte del calendario con un grupo de rivales poco variado y dar una muestra poco consistente.

Ahora mismo vemos a nuestro Unicaja en puestos de play off, pero no de Copa del Rey. Ha conseguido la mitad de las victorias en juego, y la última muestra, el partido frente al Real Betis Baloncesto, no es la mejor, sobre todo por la manera de producirse.

Cuando veo partidos del tipo del domingo pasado, tengo mi duda si la victoria llega porque el equipo sevillano es muy malo, o porque Unicaja ha evitado que muestre un juego medianamente decente. Me inclino más por la segunda opción, casi una nula capacidad de reacción por parte de los visitantes ante la exigencia que proponían los de Ibon Navarro.

El Unicaja de momento es la segunda escuadra de la ACB en cuanto a puntos encajados y realmente es un dato que resulta poco esperado, ya que teníamos asimilado que el plantel de Unicaja tenía que ser blando, aunque se puede hablar también de estadísticas avanzadas y demás, y este dato quedarse en nada. Por lo tanto, casi todo hay que ponerlo en el natural punto de vigilancia. Mejor no caer en triunfalismos, falsas cautelas o situaciones que den que pensar que del terrorífico pasado reciente no queda rastro.

En el partido del domingo, el club tuvo el detalle de homenajear a José María Martín Urbano. Unas flores en el pupitre que ocupaba en la zona de prensa, dedicarle la revista oficial del club, las imágenes entrañables vistas en el videomarcador, el minuto de silencio y el detalle que tuvieron con su familia en un palco del pabellón tuvieron el colofón espontáneo de alargar con una ovación del público puesto en pie, el minuto de silencio que provocó un retraso en el inicio del partido. Ahora sólo falta que el Club Baloncesto Málaga remate la buena gestión que está realizando de un acto tan triste como la desaparición del maestro poniendo el nombre a las instalaciones de Los Guindos, por su vinculación al club, al baloncesto de cantera y a lo que significa ese entorno para tal cantidad de personas relacionadas con el baloncesto en Málaga. Me parece que es lo que ha de hacerse a la mayor brevedad, cualquier otra cosa sería derrapar en lo más llano.

En otro orden de cosas, de un tiempo para acá vemos problemas relacionados con el arbitraje y la gestión de algunas situaciones en cuanto a faltas antideportivas, técnicas y castigos similares.

Algo que me ha gustado mucho siempre de nuestro deporte ha sido el dinamismo en el avance del reglamento, adaptándose a muchas circunstancias que son un mundo para otros, pero con esto creo que hay que darle una vuelta.

Puntualmente, vimos esta jornada en la ACB una trifulca en el último cuarto del Surne Bilbao Básket contra el Cazoo Baskonia entre Michale Kyser y Markus Howard, tras un tapón a este último. La respuesta al caer al suelo fue levantar la pierna (intencionadamente o no) entre las de su rival, al ponerse en pie, el compañero de Francis Alonso empujó claramente al «vitoriano», para apaciguar los ánimos. Arturs Kurucs y Sander Raieste abandonaron el banquillo y saltaron a la cancha a separarlos. El resultado: antideportiva para los dos de la pelea y los dos bálticos que entraron a apaciguar los ánimos, a la ducha.

Está claro que la aplicación del reglamento con los dos expulsados fue la realizada por parte de Daniel Hierrezuelo, ahí se puede cuestionar la justicia o no de la norma, pero es la que existe. De lo de Kyser y Howard, ya podríamos discutir si era justo o no un castigo más o menos ligero, castigo por otra parte que creo que no tiene una aplicación realmente ajustada, me explico.

Las faltas antideportivas o las técnicas tienen un castigo mayor que el tiro libre de rigor, es que su acumulación manda al vestuario al infractor, como pudimos ver en el Unicaja-Gran Canaria. No creo que tanto Augusto Lima o Andrew Albicy fueron tan malos deportistas como para terminar el partido anticipadamente. Ojo, no cuestiono si las faltas están bien o mal señaladas, si el criterio es alto o bajo, pero lo que si observo es que ese tipo de faltas caen de forma demasiado barata a la hora de señalizarse, sobre todo, para el coste posterior que suelen tener.

Entiendo que en Vitoria estén dándole vueltas al tema, pero aquí ya vivimos en su día el precio de ser un buen compañero en cuanto a las relaciones banquillos-peleas, y no hace falta llegar al extremo de los Pistons contra los Pacers en 2004, con recordar la final de la Eurocup de 2017, ¿no creen?

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