360 GRADOS

Alemania hurga en la herida de la gran hambruna ucraniana

Aunque nadie niega la espantosa realidad del Holodomor, hay, sin embargo, discrepancias entre los historiadores sobre si aquella operación tuvo como blanco exclusivo al pueblo ucraniano

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

A iniciativa de los partidos del Gobierno y la oposición de Alemania, el Bundestag se propone adoptar esta semana una resolución que califica el Holodomor, la gran hambruna estalinista de los años treinta, de «genocidio» contra el pueblo ucraniano.

Según el proyecto de resolución filtrado a la prensa, aquella hambruna deliberada que llevó a cabo el dictador soviético Iósif Stalin se inscribe en «la lista de crímenes contra la humanidad que llevaron a cabo los sistemas totalitarios en la primera mitad del siglo XX».

Aunque nadie niega la espantosa realidad del Holodomor, hay, sin embargo, discrepancias entre los historiadores sobre si aquella operación tuvo como blanco exclusivo al pueblo ucraniano, que se calcula que sufrió más de tres millones y medio de muertos, lo que constituiría un genocidio.

Comparativamente, es decir teniendo en cuenta el respectivo número de habitantes, otra de las entonces repúblicas de la URSS, Kazajistán, sufrió un porcentaje mayor de víctimas: millón y medio, equivalente a casi un tercio de su población.

La hambruna afectó también aunque en menor medida a los habitantes de otras regiones de la URSS: el sur de Bielorrusia, el norte del Cáucaso, el sur de los Urales. Entre las víctimas de Stalin hubo también tártaros, baskirios, alemanes del Volga y otros grupos étnicos.

Pero únicamente Ucrania ha insistido hasta ahora en que se reconozca la especificidad del Holodomor: ya lo intentó en 2019 el entonces presidente del país, Petro Poroshenko, y también el actual jefe del Estado, Volodímir Zelenski, nada más ganar las elecciones en 2019.

Zelenski volvió a plantear el asunto en marzo de este años durante una alocución por vídeo ante el Parlamento israelí en la que comparó la aniquilación deliberada del pueblo ucraniano a cargo de Stalin con la llevada a cabo por la Alemania de Hitler contra los judíos, algo que suscitó airadas protestas en aquel país, donde se le acusó inmediatamente de «banalizar» el Holocausto.

Moscú rechaza que se tratara de un genocidio, como sostiene la periodista estadounidense Anne Applebaum en su libro ‘Hambruna Roja’, y argumenta que como consecuencia de la colectivización de la tierra e industrialización intensiva emprendidas por Stalin en aquellos años murieron hasta siete millones de ciudadanos soviéticos, entre ellos también 2,5 millones en la propia Rusia.

Aunque numéricamente las víctimas ucranianas superaran a las de otras nacionalidades de la URSS, algunos historiadores niegan que se tratase de un crimen colectivo racista y argumentan que los principales dirigentes soviéticos en aquel momento pertenecían a distintas nacionalidades..

Así, el propio Stalin era georgiano; Stanislav Kosior, secretario general del PC de Ucrania, polaco; el jefe de Gobierno Viacheslav Molótov, ruso, y el viceprimer ministro Lazar Kagánovich, judío.

Pero los estalinistas no fueron en cualquier caso los únicos verdugos en aquellos años en tierras ucranianas, algo que hoy se tiende a olvidar.

Millón y medio de judíos fueron allí víctimas tanto del Ejército alemán como de las SS y sus colaboradores, entre ellos los miembros de la Organización de Nacionalistas Ucranianos liderada por Stepán Bandera.

Y mientras que hay en toda Ucrania numerosos monumentos oficiales que recuerdan la Gran Hambruna y honran a Bandera, hoy héroe nacional, los dedicados al Holocausto en ciudades como Járkov, Odessa o Dnipró se deben exclusivamente a la iniciativa privada.

En cualquier caso, el Parlamento alemán se sumará a los de muchos otros países como Australia, Canadá, las Repúblicas Bálticas, Polonia, Portugal, México, Perú, Hungría, Irlanda, Rumanía, Moldavia y por supuesto Estados Unidos que, para profunda irritación de Rusia, acordaron ya antes la tipificación del Holodomor como genocidio.

Suscríbete para seguir leyendo