Tribuna

La «movida» del 4 de diciembre

Juan de Dios Mellado

Juan de Dios Mellado

4 de diciembre de 1977, todo sigue igual salvo algunas «cositas». Oficialmente no se sabe quién asesinó a García Caparrós. Y de eso hace hoy 45 años. Andalucía inició la recuperación de la identidad de Andalucía como pueblo y como comunidad, con más de un millón de andaluces en las calles pidiendo libertad, amnistía y autonomía. Fue el despertar de pueblo andaluz y el primer paso para pedir autonomía al mismo nivel que las históricas. Hasta aquí la realidad, la que hizo posible, en palabras de José Rodríguez de la Borbolla, expresidente de la Junta (1984-1990), «la identificación profunda entre Autonomía y Democracia y afán de superación económica y social», tal y como se evidenció en fecha tan histórica. Borbolla que en la Sociedad Económica presentaba su libro ‘Repaso de transiciones. España, Andalucía y PSOE (1969-1990)’ en la tarde noche de este viernes, día 2, revelaba las claves de cómo se preparó la gran manifestación del pueblo andaluz, contando con el consenso de todos los partidos políticos, en especial los situados a la izquierda, y la oposición de la derecha, representada, entonces por la Alianza Popular (AP), liderada por Manuel Fraga y, por supuesto, por todos los partidos de ultraderecha amamantados por el franquismo, la Falange y quienes comulgaban con los Principios del Movimiento.

Es preciso recordar y valorar los hechos y la convocatoria que se hiciera para dejar sentados principios históricos, rigurosos, categóricos y reales de que la derecha, ni estaba ni se le esperaba, por mucho que haya ahora quien pretenda reescribir la historia, con escandalosos y miserables intentos de ocultar o minusvalorar, lo que es aún peor, a quienes históricamente dieron los primeros pasos para movilizar un pueblo entorno a la reivindicación de autogobierno, detrás de una bandera generalmente aceptada y entendiéndose dicho autogobierno «como una vía de triple recorrido hacia una democracia más real, por un lado, y hacia una dotación de capacidades de decisión propias para superar situaciones no queridas, por otro, y hacia la recuperación y defensa de unas señas de identidad histórica y cultural innegables», como tiene escrito Borbolla quien, además, recordaba que de la mano del socialista malagueño Eduardo Martín Toval, ya fallecido, residente entonces en Barcelona, pudo trasladar la esencia de la Diada catalana a lo que sería el 4 de Diciembre de 1977, el Día de Andalucía.

Yo entiendo que haya ahora quienes pretendan arrogarse haber estado en primera fila de la reivindicación autonómica e incluso tengan la osadía de poner en valor algunos de nuestros históricos símbolos, bandera incluida. La misma que el presidente de la Diputación de Málaga, el fascista Francisco Cabeza, se negara a colocar en el balcón de esta institución y que fuera el origen de todos los altercados sucedidos después, con el resultado final del asesinato de García Caparrós por el disparo de un policía. Yo estaba allí, a poco menos de 20 metros, tirado cuerpo a tierra, con las balas volando sobre mi cabeza, una de las cuales atravesaría la axila del joven Caparrós. Y así está escrito en el libro colegiado que escribimos varios periodistas en pocas noches, ‘Morir por Andalucía’, con la autoría de Rafael Rodríguez, Rafael Salas, Vicente Almenara, Juan Antonio Barber, con la coordinación de quien esto escribe.

Y como quiera que se sigue insistiendo, de manera soez y con descaro, que el PSOE, los socialistas no son más que el referente de los EREs en la historia reciente de Andalucía habrá que recordar que quien transformó y vertebró a Andalucía, la sacó del caciquismo, de la marginación y del abandono a la que históricamente la había condenado la dictadura y la derecha más rancia y casposa, me van a permitir que recuerde a tres máximos dirigentes socialistas que fueron capaces, en esta primera etapa, de dirigir a un pueblo que se había puesto en marcha: Plácido Fernandez Viagas, Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla, tres expresidentes de la Junta que dieron lo mejor de sí para hacer realidad el sueño del 4-D.

En estos tres personajes radica convertir la reivindicación autonomista en programas, en ideas e interpretaciones de nuestra reciente historia, con proyección social donde el pueblo andaluz sería fiel a su destino. Por tanto, pretender echar olvido y tierra a quienes fueron actores claves de la transformación andaluza no es más que una soplapoyez (estupidez, majadería) propia de mentes obtusas y obnubiladas.

Dicho lo cual, se vuelve a pedir levantar los secretos que aún pesan sobre el asesinato de García Caparrós. Adelanto: no esperen mucho de ello, ni que haya relevaciones sorprendentes. Lo sé porque yo fui parte con declaraciones en el sumario policial y judicial y tengo constancia de que muchas de estas pruebas y declaraciones serían manipuladas de forma descarada y otras, por ejemplo, las que yo hiciera ante el juez Ballesta me consta que están en el limbo.

Pero bien está que se vuelva sobre ello y más ahora cuando está en vigor la Ley de Memoria Democrática, la misma que quiere derogar la derecha, o sea el gallego Feijóo que, a estas alturas de su vida, no se sabe si sube o si baja, como buen gallego. He dicho.

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