TRIBUNA

La Constitución: El cimiento de nuestra democracia

Acto en conmemoración por el 44 aniversario de la Constitución en Málaga

Acto en conmemoración por el 44 aniversario de la Constitución en Málaga / SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN MÁLAGA

Elisa Pérez de Siles Calvo

El 6 de diciembre es un día importante desde hace 44 años para todos los españoles, incluso para quienes no creen en la Constitución, una norma que es el principio básico y el cimiento sobre el que se construye nuestra democracia.

Hoy, con más razón que nunca, tenemos la responsabilidad de defender nuestra Carta Magna como ejemplo de voluntad constante e irrenunciable de concordia de todos los españoles. Y somos responsables, también, de defenderla frente a aquellos que quieren dinamitar nuestro orden constitucional.

Tengo 41 años, pertenezco a una generación que cree profundamente en lo que hemos hecho en estos últimos 40 años. El texto de la Constitución nos fue dado gracias a la generosidad de aquellos que la trabajaron pero nosotros la hemos puesto en marcha, la hemos protegido y sentimos también que es nuestra obra.

La Constitución española es la mejor norma de convivencia de los españoles y tenemos que defenderla todos y desconfiar de quienes la quieren enterrar. No se puede defender de palabra pero luego actuar contra ella y, lamentablemente, hay muchos ejemplos de lo segundo.

Es fundamental el principio constitucional que consagra la unidad indisoluble de la nación española y hoy asistimos a ejemplos reiterados para demoler todo aquello que es integrador, plural y que genera prosperidad en nuestra tierra para sustituirlo por disgregación, ideología e intransigencia.

Es fundamental la separación de los poderes del Estado y, por tanto, es intolerable que desde el Poder Ejecutivo se manipule al Poder Legislativo, imponiendo, por ejemplo, la modificación de nuestro Código Penal a la carta para separatistas e independentistas, en definitiva, los enemigos del Estado.

Es inadmisible que desde el Poder Ejecutivo se cuestione el buen hacer del Poder Judicial, de nuestros jueces y tribunales; que solo pueden aplicar y exigir el cumplimiento de las leyes. Pero si una ley es nefasta provoca consecuencias nefastas que, desgraciadamente, estamos evidenciando a favor, nada más y nada menos, que de agresores sexuales.

Es un principio constitucional el que consagra la igualdad de todos los españoles ante la ley y todos estamos obligados a cumplir las sentencias judiciales firmes, aunque estas recaigan sobre políticos. Y sobre todo por eso, porque el delito de malversación es incompatible con la función pública.

Nuestra Constitución garantiza la autonomía de las comunidades que configuran nuestro país y es peligroso pretender sortear este principio a través de injerencias de índole fiscal.

Como portavoz del Partido Popular de Málaga considero que es un deber básico de cualquier responsable político el mantener y defender los grandes pactos constitucionales. Somos un partido moderado, que cree en la convivencia, la concordia y el diálogo pero no nos callaremos ante las afrentas a nuestra Constitución.

«Nuestro país necesita reforzar la protección del orden constitucional frente a nuevas formas de romperlo que consisten en utilizar las instituciones y las leyes como ariete contra la Ley Fundamental y la democracia». Estas palabras las ha escrito recientemente Tomás de la Quadra-Salcedo, exministro de Justicia socialista.

El expresidente Felipe González señaló hace unos días que lo sucedido en septiembre y octubre de 2017 en Cataluña «fue un intento de desconexión total de nuestra Constitución, una derogación de todo lo que les conectaba, unilateral e inconstitucional», y eso, añadió, «no puede calificarse como desórdenes públicos; eso es alta traición».

Y no hay que olvidar las palabras del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el año 2019: «Creo que clarísimamente ha habido un delito de rebelión, de sedición en España y prometo una reforma para prohibir de una vez por todas la celebración de referéndums ilegales».

Como decía al principio, hoy, más que nunca, debemos defender nuestro marco constitucional como el marco ético y la respuesta permanente del Estado frente a aquellos que arriesguen nuestra democracia. Así lo haremos desde el PP de Málaga porque somos un gran país: abierto, moderno y solidario.

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