Viento fresco

Cariño, hay un tornado

De repente en una tarde otoñal y marbellí, recibido con laconismo o fervor

Operarios municipales trabajaron toda la noche para restablecer la normalidad

Operarios municipales trabajaron toda la noche para restablecer la normalidad

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Un tornado en Marbella. Natural, no el político judicial que provoca el patrimonio exuberante de la alcaldesa. Un tornado de repente, inopinado, en mitad de una tarde tranquila de otoño, con llovizna, monotonía, actividades extraescolares y un whisky a deshora de oficinistas que celebran comida de Navidad.

«Cariño, hay un tornado», pudo decir una señora al asomarse al balcón. «No me viene bien ahora», podría responderle alguien infectado de flema británica. Hay que decirlo pronto pero usted ya lo sabe: por fortuna no hay heridos ni muertos y sí algunos árboles dañados. Como los que han cortado en la zona de la avenida del Trapiche, por la cara y aprovechando el puente. Con alevosía festiva. Ya no hay árboles en gran parte de esa avenida o en toda. Si viniera un tornado no tendría árboles que derribar o quebrar.

Un tornado. No somos nadie. Y menos desnudos. La vida es frágil pero menos mal que los tornados de esta zona también lo son. Las televisiones entrevistan a nativos que han visto u oído o padecido el breve tornado y hay en ellos una mezcla de resignación, laconismo y énfasis. Parece contradictorio, pero en realidad lo contradictorio es que caiga un tornado en Marbella, donde lo que cae es sol clemente en abundancia.

Daños por el tornado de Marbella

Daños por el tornado de Marbella

El tornado ha durado menos de un minuto y en algunos textos los expertos lo llaman torbellino, que es como a mi me gusta a veces llamar a mi hijo. No pienso llamarlo tornado, lo cual es una resistencia loable al sinónimo. Tengo una crisis de fe en los sinónimos, lo que no es sinónimo de desengaño con el lenguaje. En algunos periódicos preguntan a los meteorólogos si es posible que el tornado se repita. Nadie responde: «Los tornados hacen un solo pase». O sea, vendrá otro, no se repetirá este. Este, el del lunes, no volverá. «Yo vi el tornado», dirá alguien la primavera próxima, recordando la tarde del tornado breve, sin nombre, arboricida, otoñal y asustaniños. Inesperado como tantas cosas en la vida. Luego lo olvidaremos. Pronto y como tantas cosas en la vida. Que se fueron y no han retornado.

Suscríbete para seguir leyendo