MÁLAGA DE UN VISTAZO

Málaga, ciudad de...

Angelines de Lorenzo

Angelines de Lorenzo

Málaga, ciudad de alegrías: El 30 de diciembre resultó ser para mí, en un momento de mi vida, tan mágico como el propio 31, y es que para los sucesos extraordinarios no hay fecha en el calendario. Contra todo pronóstico vital, tal día como ayer en el 2005, se gestaba, sin sospecharlo, en mi querido Centro Histórico, el casual encuentro con mi mejor complemento, catapulta de mi ser a lo más rayano a la felicidad. No necesitamos a nadie para ser grandes personas, pero cuando topas con alguien que te apoya, te alegra la vida y la facilita, aunque no lo busques o no sea tu mejor momento, saca lo mejor que contienes arrumbado.

No hace falta que la Navidad sea feliz exactamente sino que te lo propongas y mejor si es extensivo al año completo. Arriesgar, dejarse sorprender, no enrocarse en la autocompasión, la perfección, ni nada que nos atenace. Lo que no parezca tener solución, ya lo arreglará el tesón o el tiempo, ante el que debemos enfrentarnos con temple y, si se agota, el amor te reconfortará rescatando los buenos recuerdos.

Te das cuenta de que tienes fe cuando te flaquea, pero mantener las ganas de disfrutar de la vida, a pesar de todo, atrae la alegría que a veces se quiere esconder y que es nuestro sustento. Así que con fe o sin ella, vamos a reírnos hasta cuando resulte grosero, porque ahora parece que no quieren que nos riamos ni de nuestra sombra. Como mi sombra es tan chiquita como yo, me pienso reír de ella todo lo que pueda a ver si se alarga.

Con amor, te ríes de ti y te importa poco ser objeto de risas, así que la clave de todo es tan simple como compleja.

Gracias amor.

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