Tribuna

¿Vuelve Soraya, digo, Susana?

Javier García León

Javier García León

Los partidos no tienen un Lezama con cantera profunda, se retroalimentan de sus cuadros de siempre, de su gente de toda la vida; por ejemplo, vuelve Borja Sémper a la primera línea del PP. Ya antes, quienes apoyaron a Sáenz de Santamaría en sus primarias contra Casado, estaban en sus puestos y con sus apuestas. Juanma Moreno y Elías Bendodo fueron los guardianes del norte (del sur geográfico en realidad) hasta llegada la hora de ocupar el espacio que en realidad nunca fue ocupado por completo porque se cargaron antes al inocente Pablo.

La base militante de las formaciones tiende a apoyar a los ortodoxos, pero los fijos (a veces discontinuos) suelen estar en el temple y, más pronto que tarde, una vez cerrado el acto de clausura de los cónclaves, vuelven a casa para el turrón. Los estamos viendo en el PP: Soraya no vuelve, pero su argumentario y quienes la seguían ya están en los telediarios. Para las batallas son muy cotizados los bravos, pero ese valor lo amortizan los mansos. Los reposados cotizan más a largo que a corto.

En el PSOE, Pedro Sánchez ganó unas primarias y quienes apoyaban a Susana Díaz también, y eso no es criticable, el espacio se ocupa con labor, no con ardor. En Málaga, tanto Soraya como Susana tienen predicamento y, aunque nadie las reivindique, su base sigue intacta. Los «casadistas» y los «pedristas» de la provincia o no pudieron o no supieron gestionar una victoria orgánica que, puede que les viniera grande o puede que, cómo dicen en mi pueblo, de donde no hay no se puede sacar.

En realidad, Soraya y Susana nunca perdieron en el sur gracias a que los cargos de sus partidos las apoyaron; y las primarias son muy chulas para encumbrar a un líder, pero no hacen partido, este ya viene hecho de casa. En Málaga siempre ganan los mismos: el PP en las urnas y los talluditos de juventudes en las cosas del PSOE.

El inicio de temporada es el momento de los fichajes, para después centrarse en el programa y esperar a mayo. Las listas municipales son importantes porque la experiencia nos chiva que las personas importan, también por los que queden o vengan después. Poco se sabe todavía de quiénes acompañarán a Paco de la Torre y así poder especular con su sucesor, si es que algún día se jubila este hombre. Tampoco sobre el equipo del portavoz del PSOE, Daniel Pérez, a quien posiblemente le espere una dulce retirada en la Carrera de San Jerónimo o en la calle Bailén para, junto a Espadas y Díaz, poder tomarse un cocido rico en La Bola.

En estos cinco meses hasta las elecciones municipales, me temo que el esfuerzo será más hacia dentro entre quienes sospechen que habrá cambio de ciclo. Quizás si no pensasen tanto en cómo recolocarse después de mayo o de diciembre y volcasen todos sus esfuerzos en buenos programas y en actitudes seductoras, aguarían el bodorrio de las derechas alcistas. Todavía hay tiempo, pero no sé si ganas.

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