La espiral de la libreta

La suegra de vecina y otros despechos

Lo de Shakira es más un calentón rentable que una obra de arte.

Lo de Shakira es más un calentón rentable que una obra de arte. / TWITTER BIZARRAP

Olga Merino

Olga Merino

Para himno del amor contrariado, de corazón hecho astillas, para desgañitarse con él en el karaoke, ningún cántico restalla mejor en el aire que el látigo de ‘Rata de dos patas’, de la mexicana Paquita la del Barrio, tan idolatrada por el narcotráfico. La canción asciende hasta las cotas más elevadas del despecho, después incluso de un arranque como este: «Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho. Infrahumano, espectro del infierno, maldita sabandija: cuánto daño me has hecho. Doña Paquita, la reina de Veracruz, más diáfana que un ‘caballito’ de tequila. Cabe reconocer, no obstante, que Shakira y el productor argentino Bizarrap han estado sembrados con la letra del nuevo dardo contra Piqué, el tercero desde la ruptura, con 30 millones de visitas en YouTube en las primeras 15 horas desde el lanzamiento. Clin, clin, clin. «Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan». La mejor estrofa, sin duda, es esta otra: «Me dejaste de vecina a la suegra, con la prensa en la puerta y la deuda en Hacienda». El aguijón de la colombiana ha superado al de Julio Iglesias cuando le envió recadito a Isabel Preysler con aquello de «lo mejor de tu vida me lo he llevado yo», aludiendo a su relación de juventud, cuando su piel era fresca y su vientre «una colina cerrada». Y casi, casi, la barranquillera roza a María Jiménez con aquel exitazo cuya escucha resulta imposible sin recordar al actor Pepe Sancho. «Todo lo que yo te haga antes ya tú me lo hiciste. Y ahora, ¿qué quieres conmigo si tú para mí no existes?». Se acabó. Con la malquerencia no hay tutía; cuando te abandonan es jodido pero, si te dejan por otro u otra, estalla el acabose. Quien con niños se acuesta mojado amanece, dice el refrán. E idéntico parámetro cabría aplicar a quienes se lían con personas que abrazan inquietudes artísticas: se acaba el amor y, pumba, te retratan, como parte del riesgo. Lo de Shakira es más un calentón rentable que una obra de arte, pero nos distrae del mundo y sus despropósitos. Falta hace. De toda la vida, las mejores canciones hablan de desamor. Lo mismo ocurre con algunas novelas brillantes (Madame Bovary, Lolita, El gran Gatsby). Oscar Wilde se despachó a gusto, con elegancia exquisita, en De profundis, la carta dedicada al memo insufrible de Lord Alfred Douglas.

Así es: a menudo, con el tiempo, el dolor acaba transformándose en el obrador en combustible, carbón del bueno. Por el desamor transita hasta el más corriente de los seres humanos. Pero el viento del norte pasa, arrastrándolo todo, y tal vez un día lejano se recuerdan las hojas muertas.

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