360 grados

Un excomisario europeo critica la sumisión del continente a la política de EEUU

Sede de la Comisión Europea en Bruselas.

Sede de la Comisión Europea en Bruselas. / EFE

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

El socialdemócrata alemán y dos veces comisario europeo Günter Verheugen critica con dureza la que considera sumisión de los gobiernos de la UE a los intereses políticos de Washington.

En una larga entrevista con el semanario suizo Die Weltwoche, Verheugen se pregunta si los europeos queremos «vernos arrastrados a las eternas guerras y conflictos de la superpotencia».

¿Nos interesa, por ejemplo, tomar partido cuando los estadounidenses parecen pensar en la inevitabilidad de una guerra con China?, se pregunta retóricamente Verheugen.

En relación con la actual guerra de Ucrania, sólo hay dos posibilidades, explica, o levantamos un muro que atraviese Europa y nos armamos hasta los dientes frente a los rusos, o les proponemos volver a la ‘casa común’ de la que habló Mijail Gorbachov en 1990, «pero esta vez, haciéndolo en serio».

El propio expresidente de la República Checa Vaclav Havel, tan admirado en Occidente, se mostró receptivo a la idea de Gorbachov, recuerda Verheugen, pero los estadounidenses le dijeron entonces: «Tú, checo, deberías saber que no es bueno que los alemanes puedan volar libres».

El excomisario recuerda cómo el primer secretario general de la OTAN, el británico Hastings Ismay, describió el propósito de esa organización militar: «Mantener fuera a los rusos; a los americanos, dentro y a los alemanes, abajo».

En la política norteamericana hay una escuela de pensamiento que considera que no deber permitirse que surja en Europa o en cualquier otro continente una potencia capaz de hacerle sombra a EEUU, explica Verheugen en referencia a las doctrinas que llevan los nombres de Paul Wolfowitz o Zbigniew Brzezinski (1).

Por eso se ha torpedeado cualquier intento de aproximación entre Rusia y Alemania, posibilidad que siempre representó «una pesadilla» para Washington, agrega.

Según Verheugen, que no está ni mucho menos solo en esa apreciación, hay «un frente antirruso» en sectores de la Unión Europea, del que forman parte Gran Bretaña, Polonia y a los países nórdicos.

«No discutiré que hay allí una sensación de amenaza, pero la cuestión es si tiene base real», explica Verheugen, para quien a los políticos estadounidenses los ucranianos les traen al pairo: lo único que les interesa es mantener su posición en la política mundial.

Washington se ha propuesto impedir, agrega el excomisario, que Ucrania pueda volver a la esfera de influencia rusa ya que la eventual reconstrucción de un imperio ruso depende del control de Ucrania, y el presidente Barack Obama dijo en su día despectivamente que Rusia es sólo «una potencia media».

Verheugen, que fue en su primera etapa en Bruselas comisario de Ampliación y Política Europea de Vecindad, culpa al entonces presidente de la Comisión, el portugués Durao Barroso, de que cuando la UE negoció un acuerdo de asociación con Ucrania no se informase a Rusia de su posible impacto en las relaciones entre Kiev y Moscú.

Se ha dicho, explica Verheugen, que los rusos hicieron todo lo posible por sabotear aquel acuerdo con Bruselas, pero la verdad es que si no se firmó entonces fue por lo que ocurrió con la expresidenta de Ucrania Yulia Timoshenko.

A Timoshenko se la escuchó decir en una conversación telefónica que a los ocho millones de rusos que vivían en Ucrania había que lanzarles bombas nucleares, lo que provocó un gran escándalo.

Y cuando en 2012 debía firmarse finalmente el acuerdo de asociación, Timoshenko, derrotada en las elecciones por el prorruso Viktor Yanúkovich, se encontraba en la cárcel por corrupción.

La UE puso entonces como condición para firmarlo que esa política fuese liberada, para lo cual se organizó, según Verheugen, una campaña contra el Gobierno de Kiev con ayuda de una empresa berlinesa de relaciones públicas.

El acuerdo de asociación existente desde 2014 entre Kiev y la UE corresponde al ya negociado con el presidente prorruso Viktor Yanukóvich, y si se frustró entonces su firma, fue sólo por las presiones de Occidente a favor de la inmediata liberación de Timoshenko.

(1) Subsecretario de Defensa y ex consejero de Seguridad Nacional de EEUU, respectivamente

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