Viento fresco

Frío

Es tiempo de sofá y chimenea, nos dicen. Como si tuviéramos chimenea. Como si el tiempo de sofá no fuera siempre

Es tiempo de sofá y chimenea, nos dicen. Como si tuviéramos chimenea. Como si el tiempo de sofá no fuera siempre.

Es tiempo de sofá y chimenea, nos dicen. Como si tuviéramos chimenea. Como si el tiempo de sofá no fuera siempre. / Xuan Cueto

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Está casi todo dicho sobre el frío pero el cronista está para asumir riesgos, esquivar el tópico, embestirle a la actualidad y abrigarse cuando la actualidad viene fría. Un poco más y nos sale un decálogo sobre el columnismo que tal vez a usted, lector, iba a dejarle helado.

Es tiempo de reporteros ateridos frente a la cámara con un campo nevado detrás informándonos de cómo evolucionará la meteorología. Y su resfriado. Tiempo de idiotas que en pleno temporal y oleaje de altura acuden al espigón a hacerse un selfie siendo arrastrados por la ola o salpicados o enviados al otro barrio, barrio del que desconocemos la temperatura aunque es bien cierto que el que inicia el viaje hacia él se queda rápidamente frío. El otoño excita a los poetas y produce versos como castañas, pero el invierno no se queda atrás, aunque hay que darse prisa en perpetrar líricas invernales, dado que ya estamos con enero muy avanzado y en no pocas latitudes la primavera se abrirá paso en escasas semanas. Queremos decir: el invierno va a ser corto, fugaz. Íbamos a decir fugaz como nuestra existencia, pero además de ser una cursilada trillada es relativamente falso, dado que a lo tonto a lo tonto ya llevamos vividos unas cuantas decenas de otoños e inviernos, no siendo empero suficientes para acreditar una experiencia que nos libre de repetir errores. Vitales y cotidianos, como salir desabrigado pese a lo que el locutor mañanero ha enfatizado que hace mucho frío.

Lo bueno del invierno es que podemos volver a utilizar la palabra escarcha. Y los judiones con chorizo. «La gente no se da cuenta de si es invierno o verano cuando es feliz», nos dejó dicho Anton Chéjov, que a lo mejor escribió tal máxima cuando ya no era feliz y el otoño de la vida lo había alcanzado. Chico frío pasaría en Rusia el hombre, pese a lo cual escribió obras maestras como La gaviota, cuyo estreno en 1895 en San Petersburgo fue un fracaso, si bien luego la obra triunfó y no ha parado de representarse. En España se hizo una, entre muchas versiones, hace años con Malena Alterio y Miguel Rellán. Ignoramos si volverá a representarse o su productor quedó tiritando, pese a que la obra no tiene nada que ver con el frío.

Es tiempo de sofá y chimenea, nos dicen. Como si tuviéramos chimenea y como si el tiempo de sofá no fuera siempre. Está casi todo dicho sobre el frío pero mientras lo experimentemos seguiremos vivos y por lo tanto segregando sensaciones, prosa y emociones. Y gasto en los grandes almacenes. Aunque a veces ni en las rebajas haya abrigo que logre quitarnos el frío interior.

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