Viento fresco
Frío
Es tiempo de sofá y chimenea, nos dicen. Como si tuviéramos chimenea. Como si el tiempo de sofá no fuera siempre
Está casi todo dicho sobre el frío pero el cronista está para asumir riesgos, esquivar el tópico, embestirle a la actualidad y abrigarse cuando la actualidad viene fría. Un poco más y nos sale un decálogo sobre el columnismo que tal vez a usted, lector, iba a dejarle helado.
Es tiempo de reporteros ateridos frente a la cámara con un campo nevado detrás informándonos de cómo evolucionará la meteorología. Y su resfriado. Tiempo de idiotas que en pleno temporal y oleaje de altura acuden al espigón a hacerse un selfie siendo arrastrados por la ola o salpicados o enviados al otro barrio, barrio del que desconocemos la temperatura aunque es bien cierto que el que inicia el viaje hacia él se queda rápidamente frío. El otoño excita a los poetas y produce versos como castañas, pero el invierno no se queda atrás, aunque hay que darse prisa en perpetrar líricas invernales, dado que ya estamos con enero muy avanzado y en no pocas latitudes la primavera se abrirá paso en escasas semanas. Queremos decir: el invierno va a ser corto, fugaz. Íbamos a decir fugaz como nuestra existencia, pero además de ser una cursilada trillada es relativamente falso, dado que a lo tonto a lo tonto ya llevamos vividos unas cuantas decenas de otoños e inviernos, no siendo empero suficientes para acreditar una experiencia que nos libre de repetir errores. Vitales y cotidianos, como salir desabrigado pese a lo que el locutor mañanero ha enfatizado que hace mucho frío.
Lo bueno del invierno es que podemos volver a utilizar la palabra escarcha. Y los judiones con chorizo. «La gente no se da cuenta de si es invierno o verano cuando es feliz», nos dejó dicho Anton Chéjov, que a lo mejor escribió tal máxima cuando ya no era feliz y el otoño de la vida lo había alcanzado. Chico frío pasaría en Rusia el hombre, pese a lo cual escribió obras maestras como La gaviota, cuyo estreno en 1895 en San Petersburgo fue un fracaso, si bien luego la obra triunfó y no ha parado de representarse. En España se hizo una, entre muchas versiones, hace años con Malena Alterio y Miguel Rellán. Ignoramos si volverá a representarse o su productor quedó tiritando, pese a que la obra no tiene nada que ver con el frío.
Es tiempo de sofá y chimenea, nos dicen. Como si tuviéramos chimenea y como si el tiempo de sofá no fuera siempre. Está casi todo dicho sobre el frío pero mientras lo experimentemos seguiremos vivos y por lo tanto segregando sensaciones, prosa y emociones. Y gasto en los grandes almacenes. Aunque a veces ni en las rebajas haya abrigo que logre quitarnos el frío interior.
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