Cartas de los lectores

Modalidades informativas

Optimismo es lo que ha derrochado este jueves pasado en Madrid el presidente de Henneo y la Asociación Mundial de Periodismo y de Editores de Noticias respecto al futuro del periodismo de calidad que -conforme a la opinión de algunos agoreros de turno- parecía estar en entredicho.   Porque, a raíz de que los periódicos -sobre todo, desde el mismo inicio del siglo XXI- y a consecuencia de la aparición de internet en nuestras vidas presentan dos versiones (gráfica y online), la primera de ellas estaba presuntamente condenada a desaparecer (?).   Y no es así, porque ambas no informan de la misma manera al ávido lector, ya que mientras la característica de la gráfica es estática, manteniendo la formalidad y estructura para aquellos que disfrutan leer el papel -por el contrario- la de online está en continua actualización, abarcando por cierto mucho más al público joven que incluso puede acceder de forma gratuita en algunos casos de la información, a cualquier hora del día y en el lugar que desee.   En consecuencia, ambas modalidades informativas tienen vida por delante, siendo absoluta y totalmente complementarias y necesarias para los lectores, así como para quienes trabajan con ellas y nos la brindan diariamente ¡ojo! nosotros también les somos necesarios.   Así que, plumillas, a seguir con ilusión y esmero desarrollando la lengua de la mente y del alma.

Miguel Traso Bares

Málaga

Ayuso, la tramposa

A veces resulta difícil juzgar a los políticos, por tratarse de temas ya antiguos, ocultos, complejos o discutibles. Los escándalos de Ayuso son muy recientes, muchos, enormes e incluso cifrables, como los 50 millones para un innecesario hospital que se convirtieron en pocos meses en más de 150 millones; y eso que el Zendal no tenía ni quirófanos, ni médicos. «Sólo» por eso tendría que haber sido despedida y juzgada.   No contenta con esa gigantesca trampa, hace un mes, en vísperas de Navidad, y «por vía de urgencia», para evitar que hubiera tiempo para hacer alegaciones, le dio a ese hospital más de medio millón más, empleando el mismo juego sucio que usó también hace un año para modificar treinta (30) leyes a favor de sus patrocinadores o/y cómplices.   Ahora mismo, cerca de las elecciones, en vísperas de elecciones, ha conseguido un récord de corrupción: que un rector, a punto también de vencer su cargo, nombre, por primera vez a un político, y con pobres calificaciones y rica en ignorancias, «alumna ilustre» de la Complutense, como si fuera nuestra Universidad la que le ha enseñado todo eso y mucho más, como el lucrarse con su familia perjudicando la salud de todos, como ahora estamos padeciendo con la Sanidad Pública. ¿Cabe una política más tramposa en cantidad y, en calidad, más dañina y repugnante?

Paula Rosales Muñoz

Málaga