Tribuna

Es hora de la transición

Pepa López

Contra todo pronóstico llegó, y aunque nos parezca mentira aquí está nuestro Carnaval. La fiesta viene de unos meses difíciles. Quizás haya vivido una de las etapas más complicada de su historia. Durante años los carnavaleros, esos llamados «actores de la fiesta», aceptaron las reglas y las normas de un Patronato que, aunque con relevos, se dirimía de modo y forma de aquel de los años ochenta. Se han quejado mucho, eso sí, pero en las esquinas con el disfraz a cuestas. A la hora de la verdad allí nadie daba un paso al frente. Hace unos meses, por fin se conseguía esa unión por el bien del Carnaval y se le plantaba cara a una institución que ha hecho mucho por la fiesta, pero que debía cambiar su idiosincrasia para convertirse en el estandarte del lema del carnaval malagueña: la fiesta de la libertad.

Y después de muchos desencuentros parece ser que se ha llegado a un entendimiento. Y la incertidumbre dio paso a un acuerdo puntual para que este año hubiese carnaval. Al menos concurso, que era lo que parecía que más peligraba. La gallina de los huevos de oro. Que se escuchan muchas cosas, pero, señores, aquí en Málaga somos de concurso. Ha sido un año de locos y de prisas de última hora. Pero se ha conseguido: el próximo viernes se levanta el telón en la ESAD. El primer COAC post pandemia, sin restricciones ni certificados de vacunación ni límites de aforo. Bien, nos vamos a poder comer la berza todos pegaditos en los callejones del Perchel. Eso sí, esperemos que con el diciembre cálido que hemos tenido no nos llegue todo el frío para las semanas de Carnaval, que hay que llenar la calle de coplas, de diversión y de felicidad.

Se vislumbran muchas cosas nuevas y acertadas en el nuevo programa de este Patronato. El sábado pasado una charanga animaba a todos los asistentes del popular rastro de Huelin a la vez que repartía trípticos con todas las actividades organizadas hasta el próximo 18 de febrero en nuestra ciudad, día que enterraremos al boquerón. Pero antes de eso queda mucho papelillo por delante.

Vamos a ver cómo sale el experimento, esperemos que bien. En ellos están puestas las esperanzas de todos los carnavaleros, o de la mayoría. Que la fiesta se abra a todos, para que sea una elección democrática y justa. He escuchado mucho estos últimos meses que se trata de una transición, una transición como la que vivió España después de una larga dictadura. Pues nada, bienvenida sea. Aquí estaremos los que os aplauden para volver a hacerlo, de nuevo, una vez más.

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