Málaga de un vistazo

Astoria, ¿una manzana más de lo mismo?

Ignacio Hernández

Ignacio Hernández

En noviembre de 2020 –parece un horizonte remoto- escribí en esta sección un artículo titulado ‘El futuro de nuestro pasado’. En éste aludía ilusionado a la buena nueva de poder acrecentar el conocimiento de la historia circunscrita a la zona de los pretéritos cines Astoria y Victoria. El concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, había aportado la documentación requerida por la Delegación de Cultura para el inicio de la evaluación de efectuar nuevos sondeos geoarqueológicos en este disputado rincón de nuestra alma atávica. Los arqueólogos tenían entre los objetivos planteados «conocer la estratigrafía romana que existe al haber detectado vestigios de los siglos I y II de las tumbas que aparecieron», lo que favorecía una perspectiva más concreta de la difícil orografía y modelado de la Málaga antigua. Concluía mi columna con el deseo de que este avance no fuera otra quimera más dentro del dilatado catálogo de sueños sepultados en esta ciudad, actividad –sepulturero- en la cual algunos de los próceres quienes habitan el Consistorio persisten en convertirla en un lesivo hábito: enterrar todo lo que se pueda entre un silencio, siempre, muy sigiloso.

Algo más de dos años transcurridos, el Área de Urbanismo ha anunciado el concurso para adjudicar la redacción del anteproyecto cultural planteado en la manzana de las citadas salas en la plaza de la Merced: se contempla un edificio de planta baja + tres de unos 20 metros de altura, el cual «tendrá un uso como centro coreográfico y de espacio para congresos y ferias de formato reducido». Coincido categóricamente con la concejala de Cultura, Noelia Losada, esta actuación debe priorizar la preservación de los restos arqueológicos para que sean visitables – capital de los museos- en una edificación de bajo impacto visual en este entorno único. ¿Otra quimera o más de lo mismo?