El contrapunto

Monty’s Double

Rafael de la Fuente

Rafael de la Fuente

El general Montgomery dejó escritas durante la Segunda Guerra Mundial numerosas páginas que reflejaban una indudable gloria militar. Su fama como uno de los más ejemplares soldados de la historia del Reino Unido fue innegable. Me acordé de él cuando leí la noticia en The Times el 8 de marzo del 2010. El servicio de inteligencia británico, el MI5, había finalmente desclasificado la documentación secreta de la operación ‘Copperhead’. A partir de febrero de 1944 el objetivo de aquella acción fue fabricar grandes dosis de información falsa que engañara y confundiera a los nazis sobre el lugar y el momento de la inminente invasión aliada en las costas de la Francia ocupada. En la página del Times aparecía la foto de Meyrick E. Clifton James, el actor que hizo de doble del general Montgomery durante las semanas anteriores al desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944.

Lo recuerdo perfectamente, cómo y cuando le conocí. Fue durante el rodaje en 1958 de aquella película memorable: Monty’s Double. En ella, Clifton James hacía el papel de aquel humilde doble del legendario general Montgomery. Fue en una tranquila playa de la Costa del Sol malagueña. Entonces llevaba, con dignidad y por necesidades del rodaje su uniforme de general. Aunque no lo fuera. Se cubría también con una copia perfecta de la famosa boina de tanquista del auténtico general. Estaba recostado, junto a su esposa, sobre la arena de una playa cerca de Estepona. Era un frío y algo desapacible día de marzo en 1958. Ambos se protegían del viento que soplaba desde el Estrecho. Detrás de una barca de pesca varada en la arena. Estaban sirviéndose el té de un termos color azul pálido. Cuando me acerqué a saludarles. Me ofrecieron una taza. Ambos eran muy amables. Yo estaba encantado con mi modesto trabajo temporal como traductor en aquella película, Yo fui el doble de Montgomery, Monty’s Double, en inglés. Dirigida por el competente cineasta inglés John Guillermin, e inspirada en el libro de Clifton James sobre sus aventuras como el doble del general. En aquel estupendo film, con un espléndido guión de Bryan Forbes, Clifton James hacía dos papeles fascinantes: el del ilustre general y el de su doble. Él mismo.

Parece que fue otro gran actor, David Niven, el que lo descubrió en un teatro de Leicester. El famoso galán de Hollywood había dejado los placeres de la mítica ciudad californiana para unirse al ejército de Su Majestad Británica. Enseguida supo que Clifton James sería un doble perfecto del general Montgomery. Le fascinó aquel modesto actor, que desempeñaba entonces las funciones de un simple oficial administrativo en el departamento de pagos del ejército de Su Majestad Británica. El plan ideado por los servicios de inteligencia ingleses era aparentemente simple. Llevarían al doble del general Montgomery a Gibraltar y después al norte de África; para hacer creer a los alemanes que la invasión del continente europeo no era algo inminente.

El falso general no tuvo ningún problema. Gracias en parte a un militar español. El oficial que hacía de enlace entre el Gobierno español y las autoridades británicas del Peñón. Según el Times, el teniente coronel español trabajaba también para el espionaje nazi en la zona del Estrecho de Gibraltar. Los ingleses lo sabían. La puesta en escena tuvo que ser impecable. Gracias al supuesto ‘descuido’ de un alto cargo británico, el teniente coronel pudo observar el recibimiento oficial, con todos los honores, del supuesto general Montgomery, en la residencia del gobernador de la colonia. 20 minutos después llegaba a Berlín esta información: «Montgomery ha aterrizado en Gibraltar, camino del norte de África». El engaño fue tan perfecto que el comandante en jefe de las fuerzas alemanas de ocupación en Francia, el legendario general Rommel, decidió tomarse unos días de descanso junto a su familia en Alemania.

Recuerdo en aquella playa malagueña a algunos buenos amigos míos, haciendo con gran convicción el papel de aguerridos comandos alemanes, en unas escenas que representaban un hipotético intento de secuestro del general inglés. La única parte de la película que no está respaldada por la realidad. También desembarcaron mis amigos en aquella remota playa para figurar en las escenas del asalto a una ficticia residencia del general Montgomery. Se suponía que estaban en algún lugar del norte de África. La residencia era el actual castillo del Bil-Bil, en la costa del término de Benalmádena. Cosas del cine y sus magias. Fue muy divertido y todos lo pasamos muy bien. Sobre todo los Clifton James, y el gran John Mills, espléndido en el papel del coronel Harvey.

Por cierto, generosamente nos alojaron a todos en el Hotel Reina Cristina de Algeciras. Creo que quizás entonces comenzó mi fascinación - irrevocable - por la magia de los grandes hoteles de este planeta. Además ya había tenido un buen comienzo. Nada más y nada menos que en el siempre añorado Hotel Santa Clara de Torremolinos, al que recordamos como el Castillo del Inglés. En el que trabajé mucho y en el que gané mis primeros sueldos. Con una inmensa y siempre emocionada gratitud.

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