Hoja de calendario

La degeneración de las masas

No hay manera de impedir que las masas, una vez formadas y convertidas en entes inorgánicos, se amparen la impersonalidad de las muchedumbres

Vinicius recibió insultos racistas por parte de un sector del José Zorrilla.

Vinicius recibió insultos racistas por parte de un sector del José Zorrilla.

Antonio Papell

Antonio Papell

Parece que no hay modo de impedir que en muchas de las manifestaciones deportivas que se celebran masivamente en grandes estadios e instalaciones se produzcan ataques verbales y gestuales contra algunos deportistas singulares por el color de su piel o por su orientación sexual. Los futbolistas de piel oscura reciben insultos degradantes, claramente racistas. Y la homofobia potencial y latente impide que en los deportes masivos «salgan del armario» quienes se sentirían más cómodos si pudieran hacerlo ya que saben que, de dar el paso, se convertirían también en víctimas de la agresividad general.

En España, como en prácticamente todos los países de nuestro entorno, existen leyes contra a la discriminación, loa homofobia y el racismo, que acotan los incidentes aislados con relativa eficacia. Pero al parecer no hay manera de impedir que las masas, una vez formadas y convertidas en entes inorgánicos, se amparen la impersonalidad de las muchedumbres y se desahoguen mediante insultos contra jugadores de color que, como es natural, acusan el golpe y manifiestan su indignación.

Los árbitros son lógicamente incapaces de resolver el problema, que por lo tanto persiste. Hoy hay medios tecnológicos para detectar a los energúmenos en una concentración de personas y de hacer caer sobre ellos, individuamente, el peso de las leyes. No hace falta llegar al cierre de los estadios, que sería una medida excesiva en la que pagarían justos por pecadores. Pero para que esta situación acabe, es preciso que las partes implicadas tengan auténtica determinación. No es decente mirar hacia otro lado ni ignorar unas humillaciones que no son concebibles en un país democrático.

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