MÁLAGA DE UN VISTAZO

Prostituirse

Escribir públicamente puede caer en saco roto o no, pero a veces tiene efecto bumerán

Varios peatones cruzan el Puente de los Alemanes, o de Santo Domingo, sobre el río Guadalmedina

Varios peatones cruzan el Puente de los Alemanes, o de Santo Domingo, sobre el río Guadalmedina / Javier Lerena

Angelines de Lorenzo

Angelines de Lorenzo

¿Somos dueños de nuestro pensamiento? Nos dejamos llevar por la primera impresión, habladurías, prejuicios, convencionalismos, nos arrastra una corriente gregaria. Somos influenciables más que ‘influencers’. Un titular escabroso nos seduce más que uno veraz; no filtramos, ni contrastamos. A nadie le interesa la verdad realmente, porque puede ser desagradable, puede contradecirnos o mostrarnos las mezquindades con las que transigimos. Queremos corroborar nuestras posturas, no sus fracturas, debilidades, falacias… En conversación nos mostramos cautos, correctos, destemplados… contenidos para no derramarnos, conocedores de una posible condena abierta o encubierta. Nunca puedes medir el alcance de tus palabras aunque las medites; resultar diferente apabulla, así, deseamos la invariabilidad, inmutabilidad de lo seguro, sea bueno o no. Colaborar en esta sección es una responsabilidad, resaltando la que me señala: exponerme. Escribir públicamente puede caer en saco roto o no, pero a veces tiene efecto bumerán, aunque sean sólo pensamientos no axiomáticos donde caben preguntas, perspectivas, metamorfosis… Es sano encontrar lecturas inesperadas para estimular la reflexión, se compartan o no las conclusiones; a veces te transitan hasta un cambio de opinión, aunque hay quienes piensen que es prostituirse intelectualmente. Mis palabras no son nada, no son poderosas, no como la de los filósofos que nos muestran el arte de la dialéctica, el pensamiento crítico, valores, equilibrio, cuestionarnos… Por eso nuestros políticos barren la filosofía de la educación, necesitan terreno fértil para que germinen sus dogmas: educación versus gobierno. Ambiente preelectoral, toca expresarse que la democracia funciona si la ejercemos con la responsabilidad del votante: decidir informado, ni seducido, ni adoctrinado. Los fondos de inversión, magnates, oligarcas… trastocan nuestras vidas a través de nuestra clase política local, autonómica, nacional, europea. ¿Callar y tragar?